Miércoles, 19 de Noviembre de 2025

Otra pulseada política

UruguayEl País, Uruguay 19 de noviembre de 2025

La dualidad de criterios a la hora de afectar cientos de hectáreas de monte nativo es muy llamativa.

Cuando se imponen mandatos políticos específicos, direccionados para cambiar una decisión tomada que estaba respaldada por el cumplimiento de los pasos previstos por contratos firmados, como ocurrió con el proyecto Neptuno, ese accionar le resta importancia a los detalles esgrimidos por el nuevo gobierno para impulsar el proyecto sustitutivo.

Sus jerarcas insisten en tratar de convencer a la opinión pública de que también los mueve el interés superior de garantizar el suministro de agua potable a la zona metropolitana sin estar supeditado a los avatares climáticos. Sin embargo, basta prestarle un poco de atención a la información difundida, para sentir que todo se enrarece. Comparemos las expresiones de las actuales autoridades responsables de impulsar el proyecto Casupá, enfocadas en el intento de justificar el desplazamiento del proyecto aprobado por el gobierno anterior.

En cuanto a la afectación que obras de magnitud como las propuestas tienen sobre los intereses de los vecinos, resulta muy llamativo la dualidad de criterio utilizado a la hora de las justificaciones. Cuando grupos de vecinos plantearon objeciones y señalaron perjuicios directos que le iban a ocasionar las obras del proyecto Neptuno, era justo y prioritario atender los reclamos de la gente de la zona, tomándose muy en serio, tanto por la cúpula de la coalición de izquierda, como por algunos especialistas universitarios y organizaciones civiles. Pero, ahora con el proyecto Casupá, cuya afectación será muy superior en padrones expropiados (102), inundando algunos miles de hectáreas de tierras productivas que provocará la relocalización de muchas familias y productores, el gobierno presidido por Orsi, lo mira a través de otro cristal, considerando todo lo que ocurrirá como un daño colateral inevitable y aceptable. Nada de qué preocuparse.

El ministro de Ambiente remató la idea: "Frente a la dimensión de las obras que estamos encarando, creemos que el foco tiene que estar en lo constructivo. En la importancia histórica de la inversión que va a hacer OSE y el gobierno. Pero sobre todo en la solución". Para su proyecto, esos son simplemente pérdidas de segundo orden. Se asemeja a una gran y espectacular voltereta en el aire. El resto del escenario, en silencio.

Misma dualidad de criterio utiliza el jerarca para evaluar las 100 hectáreas de monte indígena que se talarán en el proyecto de producción de hidrógeno verde en Paysandú (hecho catalogado de "inaceptable") frente a las más de 400 has que se arrasarán en Casupá. Por lo visto la orden es justificar todo lo malo e inconveniente vinculado a Casupá.

Recordemos que el titular de Ambiente intentó diluir el alto impacto que tendrá la tala de monte nativo, anunciando que se subsanaría con la creación de una nueva área protegida asociada. ¡Muy poco serio! Desde luego no se toca ni de soslayo la elevada vulnerabilidad que el proyecto implica por recargar aún más de lo que ya está, a la cuenca del río Santa Lucía. A ninguna de las autoridades parece importarle seguir dependiendo de una única fuente de agua bruta.

Está claro que la consideración y respaldo del proyecto no se sustenta en el terreno de los mejores argumentos sino simplemente de ganar una pulseada política.
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