Inversores preocupados por el posible impacto de los aranceles comerciales, las valuaciones exigentes, la sobreexposición y la elevada concentración en acciones estadounidenses deberían mirar hacia otros mercados.
Los inversores globales han favorecido históricamente a las acciones estadounidenses, atraídos por sus perspectivas de crecimiento, su liquidez y el predominio del sector tecnológico. Tanto es así que las diez principales acciones de EE.UU. constituyen casi el 40,2% de la capitalización total del S&P 500. Incluso antes del estallido de la burbuja puntocom, las acciones tecnológicas representaban menos del 35% de la capitalización del mercado estadounidense.
¿Son las acciones tecnológicas los nuevos barones ferroviarios?
Este nivel de concentración no tiene precedentes. Si bien no alcanza el dominio del sector ferroviario estadounidense en 1881 que representaba el 63% del mercado estadounidense en ese entonces, aquel sector no estaba compuesto solo por diez empresas. El auge ferroviario estuvo impulsado por un optimismo extraordinario: los inversores creían que sería un fuerte catalizador del crecimiento económico y un motor clave de la Segunda Revolución Industrial, una situación no muy distinta del entusiasmo actual por todo lo relacionado con la inteligencia artificial.
De las diez acciones principales de hoy, siete pertenecen a tecnología o están vinculadas a la IA. Las diez principales acciones del S&P 500 representan en conjunto más de US$ 24,5 billones, cerca de la mitad de la capitalización total del mercado estadounidense. Para dimensionarlo aún más: esta suma rivaliza con las capitalizaciones combinadas actuales de Japón, Canadá, Reino Unido, Alemania, Francia, Suiza, Países Bajos y Australia. Si bien no se deben ignorar los claros beneficios que puede aportar la IA, esta concentración plantea interrogantes sobre la sobreexposición a un pequeño grupo de acciones, las tensiones geopolíticas y el riesgo de que el sentimiento cambie si el impacto de la IA no cumple con las elevadas expectativas de los inversores.
¿Cuáles son las implicancias de los flujos de salida desde EE.UU.?
Pequeños cambios en las asignaciones pueden tener grandes impactos: Desde comienzos de 2025, impulsados por la geopolítica, los aranceles comerciales, la sobrevaluación del sector tecnológico y las dudas sobre el gasto de capital en IA, se observa un cambio significativo en el sentimiento de los inversores hacia las acciones estadounidenses. Los inversores han ampliado sus asignaciones hacia regiones como Europa y Asia. Pero, dado el enorme volumen de capital del mercado estadounidense, incluso reasignaciones modestas hacia otros mercados pueden provocar movimientos dramáticos en los precios de las acciones y en los mercados.
El liderazgo del mercado puede cambiar: Durante más de una década, el crecimiento ha superado al valor, lo que llevó a afirmar que "el value no funciona". Sin embargo, está emergiendo una historia diferente. Tras un período de rotación de estilo en 2022, a medida que subieron las expectativas de inflación y tasas, EE.UU. volvió rápidamente a su sesgo hacia el crecimiento, liderado por las grandes tecnológicas. En cambio, los mercados internacionales mantuvieron su inclinación hacia el value. Desde 2024, el value ha superado al growth. La Figura 3 respalda esta observación. Basada en datos sectoriales del MSCI, muestra cómo la performance sectorial se ha diversificado a medida que los inversores han cambiado sus asignaciones regionales.
En el MSCI World Index, tecnología representa el 26%, pero en el MSCI World ex US, apenas el 8%.
A medida que los inversores diversifican, los mercados internacionales caracterizados por una representación sectorial más amplia se han beneficiado este año, con un grupo más diverso de sectores mostrando buen desempeño. Debido a la menor capitalización de estos mercados, grandes flujos hacia estos "bolsillos value" pueden generar reacciones significativas en los precios. En 2025, los sectores financiero, industrial y de utilities son buenos ejemplos. No se trata únicamente de flujos. También existen catalizadores positivos que pueden impulsar aún más los precios en los mercados internacionales. Por ejemplo, si Europa logra abordar desafíos clave como las políticas fiscales y continúa con sus esfuerzos de desregulación, es probable que ingrese capital adicional a la región, lo que proporcionaría mayor soporte a los precios.
Conclusión
La actual dominancia de las diez principales acciones tecnológicas estadounidenses guarda una similitud notable con las empresas ferroviarias de 1881. Ambos períodos están marcados por una importante concentración del poder de mercado en un solo sector.
En contraste, los mercados internacionales ofrecen a los inversores la oportunidad de diversificar sus carteras con valuaciones más razonables y una mayor diversidad sectorial. Un desplazamiento incluso modesto desde las acciones estadounidenses más concentradas podría generar un rendimiento sólido y ampliar el liderazgo del mercado. Además, invertir globalmente no debería verse como un juego de suma cero: la asimetría en tamaños y valuaciones implica que las ganancias significativas en una región no requieren grandes pérdidas en otra. Por ejemplo, el FTSE All-Share cotiza hoy a 13,7 veces ganancias, el Euro Stoxx 600 a 15,5 veces, el TOPIX a 16 veces, frente al S&P 500 en 24,5 veces.
-Los autores: Director de Global Equity Income, Ben Lofthouse, y el Associate Client Portfolio Manager, Callum Rushforth, en Janus Henderson.