Miércoles, 26 de Noviembre de 2025

Humanos vs. IA: el primer tiempo

ChileEl Mercurio, Chile 25 de noviembre de 2025

LA IA NO REEMPLAZA O ELIMINA LA REFLEXIÓN HUMANA NI EL TRABAJO INTELECTUAL SIGNIFICATIVO.

En una entrevista, un colega columnista de este diario dijo que escribir artículos de opinión era como cocinar. No pude dejar de recordar su buena analogía cuando una amiga me comentó que no estaba conforme con las recetas de su robot de cocina, porque estaban empezando a ser todas iguales. Y es que las recetas generadas por inteligencia artificial (IA) tienden a seguir formatos similares porque los modelos de IA, especialmente los entrenados en grandes bases de datos de recetas, aprenden combinaciones de ingredientes y pasos para cocinar comunes, basados en predicciones probabilísticas.
Ya sean ideas en un texto o ingredientes en un plato de comida, decidir la selección, dosificación, combinación y orden, y forma de procesar contenidos, es algo que las máquinas pueden realizar por nosotros. Esto nos lleva al debate sobre la IA que hoy es, probablemente, el más recurrente con amigos y colegas, y el que mayor ansiedad nos genera: ¿qué rol jugamos, entonces, los humanos? ¿Seremos reemplazados? ¿Perderemos nuestros empleos?
La verdad es que nadie sabe cómo será la adopción de la IA en los años que vienen. Sí contamos con evidencia empírica sobre la validez de la Ley de Amara, que describe nuestra tendencia a sobreestimar el impacto de nuevas tecnologías en el corto plazo y a subestimar su impacto en el largo plazo. Esto ocurre porque las tecnologías disruptivas generan expectativas y atención inicial exageradas. Tendemos a pensar que el cambio será inmediato y radical, en parte influenciados, por cierto, por las empresas que las venden. Sin embargo, la adopción masiva y los verdaderos efectos transformadores suelen tardar más tiempo en materializarse.
En el caso de la IA, la adopción individual sí ha sido muy rápida y masiva. En poco más de tres años, se estima que alrededor del 90 por ciento de las personas la usamos. Pero, la adopción en las organizaciones bordea el 40 por ciento, generándose lo que se ha bautizado como "la gran paradoja" o "brecha", según la cual los usos empresariales como proyectos piloto abundan, pero pocas industrias han sido realmente transformadas o han logrado retornos de inversión de 200 a 500 por ciento o reducir costos en 300 por ciento en 12 o 24 meses, como aquellos casos de éxito que suelen difundir las grandes consultoras.
Transformar organizaciones reconfigurando procesos de trabajo de cabo a rabo, redefiniendo roles y generando las capacidades necesarias, tomará más tiempo, sobre todo en industrias menos digitalizadas o competitivas. Pero, en el intertanto, todas las organizaciones deberán enfrentar esta "economía oculta de la IA": el uso personal y masivo de estas herramientas por parte de los trabajadores, muchas veces sin que la empresa se entere, e incorporar rápidamente los aprendizajes de este primer período de experimentación.
Uno de los más relevantes es lo central que es la seguridad. La ciberseguridad está entre los riesgos más altos que reportan los ejecutivos en diversas encuestas internacionales. Una gestión activa de los riesgos de seguridad y la prevención de infracciones a normas de protección de datos o propiedad intelectual, equivalen a instalar frenos confiables antes de conducir a alta velocidad.
Pienso que los ejemplos de la cocina y la escritura ilustran otro aprendizaje: trabajos repetitivos o peligrosos podrán ser reemplazados por máquinas, lo que sin duda es un desafío, pero la IA no reemplaza o elimina la reflexión humana ni el trabajo intelectual significativo, como algunos han predicho. Esto porque, en primer lugar, los modelos de IA no razonan. Son abstracciones o simplificaciones de la realidad, basados en una serie de supuestos, que completan patrones usando métodos estadísticos. En términos muy simplificados, buscan predecir correctamente cuál es la imagen a la que están expuestos o la frase que viene a continuación de un texto, sobre la base de la data que tienen. Pero solo los humanos podemos discernir cuáles son las preguntas relevantes y las variables y datos que deben incluirse y usarse, y monitorear el desempeño de los modelos. Llevando el ejemplo a un caso ficticio extremo, una receta podría resultar venenosa. Y, en segundo lugar, porque la creatividad y la originalidad humanas seguirán teniendo enorme valor: son una parte esencial de la vivencia humana, y el antídoto permanente contra lo predecible y el aburrimiento. O al menos, !eso espero¡
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