En este juego están todos expulsados
En todo orden de cosas hay gente que no entiende lo que le dicen, aunque esté dicho con claridad
En todo orden de cosas hay gente que no entiende lo que le dicen, aunque esté dicho con claridad. Unos no entienden porque son tontos, otros porque se hacen los tontos y otros porque no quieren. Nunca falta alguien así. No solamente personas, también hay instituciones que no entienden.
Un ejemplo muy claro: las casas de apuestas en línea. No entienden nunca. Porque no quieren. Ya en septiembre la Corte Suprema, acogiendo un recurso de la Lotería de Concepción, dictaminó que las apuestas en línea son ilegales y que las empresas de telecomunicaciones deben bloquearlas. Eso fue el 29 de septiembre, y el 19 de noviembre, la Corte de Apelaciones dio plazo de cinco días a esas empresas para informar del cumplimiento del bloqueo.
No es fácil el control de estas casas. Su propiedad se pierde en una espesa trama que suele terminar en intensos recorridos internacionales. El SII ha intentado perseguir responsabilidades tributarias que terminan en caza de fantasmas, sociedades que pueden radicarse en Malta o en Curazao o bien ocultarse detrás de abogados que recurren al "secreto profesional" para no entregar información. Y son poderosas: declaran, ellas mismas, que mueven unos 3 mil millones de dólares anualmente en Chile. !Siendo ilegales¡ Es monstruoso.
¿La autoridad administrativa del país no fiscaliza lo que está declarado ilegal? Se ve a diario la actuación frente a "los toldos azules" en el barrio Meiggs, pero ninguna acción en esta área. Inadmisible y curioso.
En otra época, la actuación de los gobernantes era muy directa y muy contraria a las apuestas, fuertemente perseguidas. En 1818, don Bernardo O´Higgins decretó la prohibición total de los juegos de azar: 'Son ya repetidas las quejas que se me han dado sobre el desorden con que se permiten los juegos de envite (apuesta) en varias casas particulares, i aun en los cafees públicos ', justificaba la medida, detallando que el juego ' resulta la ruina de las familias' . El asunto no era nuevo. Antes lo había hecho don Ambrosio. Y antes, don Pedro de Valdivia, que junto con sus caballos y corazas trajo también sus naipes y dados.
Y antes de don Pedro, los mapuches también apostaban objetos y animales en el juego de la chueca: 'Se ganan unos a otros, camisetas, perros, caballos, plata...' ("Grito y plata": Memoria de Nicolás Rojas Inostroza). La historia del juego y las apuestas se hunde en las profundidades de la historia.
Hoy, en Chile, siguen prohibidas. Son ilegales, constituyen delito. Sin embargo, siguen apareciendo. Peor: algunas de nuestras glorias y varias figuras de la Generación Dorada -espoleados por sus influyentes representantes- las promueven. Un contrasentido, pues a esos ídolos se les supone un rol de dignos de imitación. No deberían estar disponibles para incitar a niños y jóvenes a transitar por los caminos de la ludopatía, una de las adicciones más peligrosas que existen en el mundo del vicio. No es todo: el juego es un camino que también utilizan los lavadores de sucio. Y pueden acceder a las apuestas en línea niños y adolescentes, lo que no está permitido en los hipódromos, por ejemplo. Las cosas eran más claras cuando estaba don Bernardo.