Viernes, 28 de Noviembre de 2025

El clásico tapa todo

UruguayEl País, Uruguay 28 de noviembre de 2025

La seguidilla de errores y conceptos confusos que emitió el presidente esta semana son un alerta preocupante. Y que denotan una falta de claridad en el rumbo que lleva el país.

Cuando no se apagaban los ecos de la infeliz declaración del presidente Orsi -admitiendo públicamente que no se había enterado del asesinato de un policía ocurrido doce horas antes- en un desayuno organizado anteayer por "Búsqueda" lo hizo de nuevo.

De todas las ambigüedades y vaguedades que dijo sobre distintos temas, la que causó más sorpresa fue cuando manifestó una confusa adhesión a la política de seguridad implantada por el presidente salvadoreño Nayib Bukele.

Consultado por el periodista Andrés Danza sobre inseguridad pública, el presidente reconoció que "es un tema del que hay que hablar. El ejemplo es Bukele". Danza le consultó enseguida si era positivo o negativo, a lo que respondió: "Es un ejemplo para analizar". Y a continuación se preció de que había tenido en La Paz una conversación con alguien que era "la mano derecha de Bukele", quien le planteó que su referente histórico número uno era Raúl Sendic, el líder del MLN-Tupamaros. "Son procesos raros que tiene ese país. Tenemos que poder hablar con más claridad de esto", agregó Orsi.

A esa altura nadie entendía bien qué había querido decir: si haber apuntado que ese personero de Bukele admiraba al líder tupamaro era acaso una adhesión a la política represiva del mandatario salvadoreño. Fuera del evento, Alejandro Sánchez enmendó como pudo ese equívoco y lo mismo hizo el propio Orsi esa misma tarde, en el programa radial Fácil Desviarse.

Sin embargo, la estupefacción ante sus ambigüedades siguió e impactó sobre todo en sus propias huestes. Fue revelador en tal sentido lo que pasó en el programa "Lado B" de TV Ciudad. El panel de politólogos que lo integran, generalmente sesgados en defensa del gobierno y rechazo a lo que llaman "la derecha", se puso de punta contra Orsi con palabras inusualmente ásperas.

Daniel Buquet reconoció que "Mujica capitalizaba las metidas de pata, pero no cualquiera puede hacerlo" y sugirió al gobierno "crear urgente otro hecho político" que desvíe la atención de esta embarrada. ¿Habrá que esperar un nuevo "caso Cardama" sacado de la galera? Su colega Jonathan Rodríguez, por su parte, mostró alivio porque este domingo se enfrentan Nacional y Peñarol y expresó textualmente que "el clásico tapa todo".

Pero la gaffe Bukele no fue la única pronunciada por nuestro presidente en esa oportunidad. Claramente la oratoria no es lo suyo. Cuando le preguntaron si aceptaba que se calificara a su gobierno como continuista del de Lacalle Pou, dijo que "no me siento cómodo, pero hay algo de eso". Luego, consultado sobre la propuesta del Pit-Cnt de gravar al 1% más rico, en el mismo momento en que el equipo económico descarta la idea para no espantar inversores, Orsi señaló que "estoy dispuesto a seguir analizando esto. Sin ponernos el balde, analicemos". Para argumentarlo, se metió en uno de esos jardines retóricos a los que nos tiene acostumbrados: "Avanzamos sobre sectores que tienen poder con un par de propuestas, por decirlo de manera más redonda, que apuntan a encontrar en esos sectores un poco más de aportes de los que hoy tienen. Considero que eso sí apunta a ese 1%. Considero por la situación en la que estamos y por las necesidades que tenemos y por la coyuntura como está, que estos instrumentos planteados nos permiten a corto y mediano plazo navegar bastante bien. ¿Qué pasa dentro de uno o dos años? Capaz que hay que revisar".

En otro contexto, tanta vaguedad inquietaría a los agentes económicos. Pero aquí no pasa porque ya están acostumbrados al estilo presidencial de hablar sin decir nada.

Otro momento inefable fue cuando le preguntaron por la percepción de que no manda: "La excesiva centralidad del presidente en todos los temas denota una fortaleza, pero también una debilidad. Entonces, cuando los ministerios salen y a veces me sorprendo por cosas que están pasando, digo 'mejor que ni me enterara'. Porque para eso están. Que trabajen". Más tarde admitió que con el gabinete "capaz que lo que nos falta es conversar más".

Acerca de los acuerdos entre Trump y Milei, dijo que "hoy el mundo es un poco así y es el mundo en el que estamos". Sobre el primer año de su gobierno, admitió que le queda "gusto a poco. Tendríamos que haber hecho más y a veces te olvidas de las cosas que estás haciendo".

Si es solo incapacidad de comunicación, ya resulta vergonzante. Pero si inferimos que la habilidad de expresarse es un reflejo del nivel de debate interno en el gobierno, estamos en el horno. Por suerte, el clásico de este domingo tapa todo.
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