Hipócritas

"Así es, mijito, como lo oyes. No hay otro adjetivo posible. No, no y no", espeta tía Waverly un caluroso día de esta semana tan extraña, bien molesta. Pero no ha perdido los estribos por la desagradable canícula primaveral (todo un oxímoron) que se ha cernido sobre la ciudad, sino por las actuaciones y dichos de algunos políticos de cara a la segunda vuelta electoral. "Anda a buscar en ese diccionario tuyo que tanto te gusta y lee la definición. Verás que no exagero para nada", continúa la tía, furibunda. Tanto, que se le sueltan algunos cabellos de su siempre intachable moño.
Pues bien, como sobrino asaz obediente, voy al ínclito libro y localizo, para la palabra "hipócrita", la siguiente definición: "Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan". !Sorprendente¡ No tengo recuerdos que una palabra haya calzado en tan alta precisión con lo que hemos visto estas últimas semanas y, probablemente, seguiremos viendo en las dos que quedan.
"¿Ves, mijito, que no andaba nada de perdida? Pero te quiero aclarar una cosa, escúchame bien: yo no estoy molesta con la hipocresía, sino con que haya hipócritas que creen que una es idiota", remata, ante lo que no puedo sino guardar un respetuoso silencio. ¿Habrá que ir a buscar este otro adjetivo al diccionario? ¿Qué se dirá exactamente? Pues veamos: "Tonto o corto de entendimiento".
Vaya, vaya con la yegua baya que saltó la valla...