Control remoto

Unión Española se fue al descenso y de acuerdo con las palabras de su gerente general, Sabino Aguad, su planilla estaba entre las cinco más altas del fútbol local. No muy lejos se ubica Everton, que esta tarde aspira a la salvación frente a O'Higgins en Rancagua, luego de una pésima temporada, lejana a las expectativas generadas por los nombres que asomaron durante el verano en Viña del Mar.
En el Ascenso, Deportes Antofagasta se quedó en cuartos de final, luego de ser eliminado por Deportes Concepción. Los Pumas estarán por cuarto año consecutivo en la Primera B, a pesar de que sus planteles están siempre en el podio en cantidad de jugadores y sueldos. En 2023, por ejemplo, se dio el lujo de no subir con Rodrigo Contreras y Luis Guerra en el ataque.
Las tres instituciones coinciden en un dato. Son manejadas a control remoto por sus propietarios, en un formato que la experiencia muestra que no sirve. En el caso de los hispanos, Aguad explicó que Jorge Segovia, controlador de los rojos, no escatimó en recursos en la fallida operación rescate cuando se abrió el libro de pases para la segunda rueda. En Everton, Jesús Martínez opera desde Pachuca y no se fija en gastos a la hora de enviar jugadores de su corral hasta Sausalito.
Jorge Sánchez lleva más de una década regentando a los nortinos, con un inicio dubitativo, campañas muy buenas entre 2018 y 2021, hasta que vino la debacle de 2022. Reside en Viña del Mar y pocas veces se le ve en la avenida Angamos. Todos saben que paga buenos sueldos, pero la infraestructura y desarrollo institucional no se condice con las necesidades de un elenco con aspiraciones en el fútbol profesional, como lo dijo sin anestesia Tobías Figueroa en su entrevista de despedida con "La Caja", un programa del medio local Timeline.
El fútbol chileno, a diferencia de otras actividades económicas, presenta formas muy especiales. El formato suele ser vertical, con poco margen de maniobra para los ejecutivos. Una característica que cobra mayor relevancia cuando los mandamases están lejos. Alguien dirá que en los clubes de la Premier League los dueños son casi un holograma. La diferencia radica en que los directivos rentados disponen de plenas potestades para tomar decisiones y son evaluados sobre la base de sus resultados deportivos y económicos.
Por una dinámica cultural, casi atávica, el jugador, los técnicos y los hinchas, entienden que la presencia del jefe es directamente proporcional a los buenos rendimientos, pero ante todo frente a decisiones urgentes. Es la lógica de que el ganado crece a la vista del amo o bien que cuando el gato sale, los ratones hacen fiesta.
Unión Española perdió la categoría porque no estableció las prioridades y fue el último club en salir al mercado. Se enredó en las luces de Santa Laura, en el arreglo de la cancha y cuando quiso fichar no quedaba nada. Everton es la vieja historia del patrón que gobierna desde lejos, ajeno a la idiosincrasia de un medio muy diferente al mexicano. En Antofagasta asistimos a la disociación entre un afuerino que cometió el pecado de llegar entre gallos y medianoche con la permanente intención de esconder la pelota. No conocía a los antofagastinos. Por eso está solo y seguirá solo en la ciudad más rica de Chile.