Lunes, 08 de Diciembre de 2025

La derecha se dispersa, la izquierda gobierna

ColombiaEl Tiempo, Colombia 7 de diciembre de 2025

La izquierda ha demostrado una notable habilidad estratégica y táctica para llegar al poder, mientras que el centro y la derecha siguen atrapados en la ausencia de objetivos comunes que les permitan ordenar y cohesionar la superioridad que aún conservan en la preferencia política de la mayoría de los colombianos

La izquierda ha demostrado una notable habilidad estratégica y táctica para llegar al poder, mientras que el centro y la derecha siguen atrapados en la ausencia de objetivos comunes que les permitan ordenar y cohesionar la superioridad que aún conservan en la preferencia política de la mayoría de los colombianos. Después de años de fracturas respecto de la combinación de todas las formas de lucha (armas y política), la preservación de la ideología radical o la apuesta por el pragmatismo, este último terminó imponiéndose con Gustavo Petro. Su llegada a la legalidad se facilitó por vacíos jurídicos en el acuerdo firmado con el M-19, abriéndole una autopista que lo libró de responsabilidades por los escándalos de su paso por la alcaldía de Bogotá. El ascenso al poder nacional se soportó en la ilusión de paz proyectada tras la campaña que legitimó el acuerdo con las Farc en un contexto geopolítico favorable al socialismo, y un ambiente social cargado de miedo y prevención, producto de las protestas violentas que hicieron difícil la gobernabilidad en los cuatro años anteriores. En las elecciones legislativas de 2022, el Pacto Histórico logró unificar al menos ocho movimientos políticos en una sola lista al Senado, y en lo posible en listas conjuntas a la Cámara. La articulación de minorías, sumada a una consulta interpartidista, permitió una campaña presidencial agresiva y eficaz. Obtuvo 20 de los 107 escaños en el Senado y 29 de las 188 curules en la Cámara. A esas cifras se suman los cinco escaños de las Farc en cada corporación y las 15 curules de paz, con lo que el bloque progresista alcanzó gran incidencia en el Congreso. Hoy, todo indica que la estrategia se está afinando para el 2026. La consulta interpartidista realizada bajo la nueva personería jurídica del Pacto Histórico -confirmada esta semana- permitió por primera vez aplicar mecanismos de democracia directa para conformar las listas al Congreso. Se acabó el bolígrafo de unos pocos, adoptaron listas cerradas y alternancia de género. Otros sectores progresistas minoritarios, aplicando también el "principio de concentrar fuerzas", se agrupan en coaliciones con listas abiertas que serán remolcadas por la consulta del Frente Amplio, la cual definirá en marzo otra fórmula presidencial. En síntesis: el progresismo tendrá dos listas al Congreso y dos candidaturas presidenciales en primera vuelta. Todo previsible, todo ordenado. Una estrategia pensada para maximizar "superioridad local", reforzada por los bastiones donde el Estado no tiene control territorial. Desde 2014, la izquierda ha venido construyendo una coalición con propósito claro: cambiar el modelo económico y social. Más Estado, menos sector privado. Más gasto, menos inversión. Más dinero circulante -sin importar su origen-, menos productividad y menos formalidad. Legalización de la marihuana, de la coca y de los capitales asociados, todo bajo un discurso que exalta la defensa de los menos favorecidos, la naturaleza y los derechos humanos. Mientras tanto, el centro y la derecha chocan entre sí sin dirección estratégica. Aunque coinciden en la seguridad, la defensa de la iniciativa privada, la formalización, la inversión y la productividad, no logran articular una propuesta integral que conecte con el sentimiento ciudadano de necesidad de un liderazgo fuerte, empático y capaz de proyectar un futuro próspero. Cerca de 20 partidos buscan alianzas de supervivencia. Hay 91 comités recogiendo firmas para candidatos presidenciales, 42 para listas al Senado y 61 para la Cámara. Esta atomización responde a intereses particulares que luego se reproducen en el Congreso, donde muchas curules votan de acuerdo con conveniencias individuales. Por eso es urgente llamar la atención de quienes van a la guerra electoral sin plan y sin estrategia. La historia demuestra que la concentración de fuerzas es condición esencial para la victoria.
La matemática del poder en 2026
Nancy Patricia Gutiérrez
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