Miércoles, 10 de Diciembre de 2025

El Laconia

UruguayEl País, Uruguay 8 de diciembre de 2025

La conducta de los Estados, en tiempo de paz y también en tiempos de guerra, debe respetar el Derecho Internacional.

El RMS Laconia fue un buque de pasajero británico torpedeado por el submarino alemán U-156, en la noche del 12 de septiembre de 1942, en el océano Atlántico, a unas 150 millas al noreste de la isla Ascensión, frente a la costa de África Occidental. El Laconia había salido de Ciudad del Cabo y se dirigía Freetown, en Liberia, conduciendo 87 pasajeros civiles, 286 soldados británicos, 1.793 prisioneros italianos y 103 soldados polacos. Su tripulación era de 463 personas. Fue una tragedia.

Luego de torpedear el Laconia, el comandante del submarino ordenó salir a la superficie con el fin de interrogar a los oficiales de buque. Y allí se encontró con el espectáculo de cientos de náufragos a la deriva, incluyendo los prisioneros italianos, aliados de Alemania en esa época. El capitán informó por radio por canal abierto su posición y su propósito de auxiliar a los náufragos. Varios submarinos alemanes y uno italiano que se encontraban en el área se sumaron a la operación de salvamento. La intención era transferir a los marinos y soldados rescatados a buques de la marina de guerra francesa que se aproximaban desde Dakar y Camerún.

En cierto momento el submarino fue avistado por un bombardero de los Estados Unidos. El piloto, luego de pedir instrucciones a su base, atacó el submarino con bombas y ametralladoras. El capitán del U-156, su buque estaba en peligro, ordenó una inmersión lenta para que los sobrevivientes que se habían refugiado en la cubierta pudieran salvarse. De poco sirvió. Los tiburones se hicieron un festín.

Como consecuencia del incidente, el comandante de la Marina de Guerra alemana, Alfred Doenitz, dio la orden a sus submarinos, que se conoció como el Laconia-Befehl, de cesar los esfuerzos para salvar a los sobrevivientes de los buques torpedeados, subirlos a botes salvavidas o entregarles agua o alimentos. Esta orden se apartaba del Derecho de Guerra vigente y fue fundamento de uno de los cargos que se presentaron contra Doenitz ante el Tribunal de Nuremberg, en 1946. Pero, el hábil abogado defensor del almirante, demostró que los Aliados habían seguido la misma política en sus operaciones de submarinos y esta acusación fue descartada.

En Nuremberg, Doenitz precisó el alcance de su orden: el Laconia-Befehl disponía no ofrecer ayuda a los náufragos, pero no ordenaba a los comandantes de los submarinos que asesinasen a los sobrevivientes de los buques Aliados que habían torpedeado.

Después de la Segunda Guerra Mundial los Estados consideraron necesario revisar y actualizar el derecho humanitario aplicable en tiempos de guerra. El resultado fueron las cuatro Convenciones de Ginebra aprobadas en 1949. La Segunda Convención se refiere a los "heridos, los enfermos y los náufragos de las fuerzas armadas en el mar" y la Cuarta Convención trata de la protección de las personas civiles en tiempo de guerra. Esta última estipula que los heridos y los enfermos serán objeto de particular protección y respeto. También dispone que las Partes contendientes favorecerán las gestiones para acudir en ayuda de los náufragos y otras personas expuestas a graves peligros.

Ayudar a los náufragos y amparar los buques mercantes en peligro es una de las reglas más antiguas de la costumbre y del Derecho del Mar. También es un imperativo de humanidad.
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