¿Aprovechará Colombia el ‘nearshoring’?

Jesús Antonio Vargas Orozco
El reacomodo global de las cadenas de valor ha abierto una ventana estratégica para países como Colombia bajo la tendencia del nearshoring. La posibilidad de atraer inversión orientada a exportaciones, desde una plataforma cercana a los mercados de América del Norte, es real. Pero capitalizarla exige condiciones aún pendientes. En 2024, Colombia recibió US$14.234 millones en Inversión Extranjera Directa (IED), 75% correspondió a sectores no minero-energéticos, principalmente servicios financieros, manufactura y turismo (MinCIT, 2024). Aunque el volumen es importante, gran parte se concentra en actividades de bajo vínculo exportador. La oportunidad del nearshoring exige canalizar inversión hacia sectores industriales y agroindustriales con encadenamiento global. Un caso representativo es la confección, históricamente candidato al nearshoring. En 2024, generó 738.000 empleos directos, pero sus exportaciones sumaron apenas US$510 millones, con una caída del 6,5% frente a 2023. Esto confirma que, pese a la capacidad instalada, su inserción en cadenas globales sigue siendo limitada. Las exportaciones manufactureras totales del país alcanzaron US$10.561 millones en 2024, con un crecimiento del 4,3%, mientras que el grupo agropecuario-alimentos llegó a US$11.492 millones, con alza del 14%. Su dinamismo sugiere potencial para un nearshoring basado en producción con valor agregado. Sin embargo, persisten desafíos estructurales. La Ocde advierte que los costos logísticos, la baja calidad de infraestructura y la informalidad empresarial (58% según el Dane) reducen la competitividad sistémica (Ocde, 2024). Frente a competidores regionales como México, Costa Rica o República Dominicana —que han adoptado políticas proactivas de atracción— Colombia corre el riesgo de quedarse rezagada en la nueva geografía de producción global. El PIB nacional creció 1,7% en 2024 y se espera una recuperación moderada del 2,8% en 2025 (Banrep, 2025; Ocde, 2024). En este contexto, el nearshoring puede actuar como palanca de crecimiento si se consolida una estrategia industrial moderna, basada en infraestructura, capital humano, entorno regulatorio y atracción de inversión productiva. Sin embargo, en este momento no se cuenta con políticas productivas y de mejoramiento de la infraestructura de transporte que lo hagan posible. El fortalecimiento del régimen de zonas francas, la simplificación de trámites para instalación de empresas, el impulso a clústeres sectoriales, y la integración de Colombia a plataformas logísticas eficientes en el Caribe deben ser ejes prioritarios. A su vez, la formación de talento técnico-bilingüe, el acceso a energía confiable, la digitalización aduanera y el crédito productivo son elementos clave para escalar esta oportunidad. Convertir el nearshoring en motor de desarrollo exige estabilidad institucional, seguridad, decisiones de política pública claras y transparentes, coordinación institucional tanto a nivel central como con las regiones y una visión estratégica de largo plazo.
Consultor empresarial / Jesusvargas.orozco@gmail.com