Libro rescata la multifacética trayectoria de la artista Ana Cortés
"Ana Cortés. El tiempo que se escapa" es el nombre de la reciente publicación de Ediciones UC. La autora Yocelyn Valdebenito sostiene que se trata de "una de las figuras clave de la modernización de la enseñanza de las artes durante el siglo XX".
Fue la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Arte, mención pintura, en 1974, un reconocimiento que con anterioridad había recaído en la escultora Marta Colvin. Ana Cortés Jullian (1895-1998) fue una artista pionera y viajera, discípula de Juan Francisco González. Entre otros hitos, se convirtió en una de las primeras mujeres que integraron el claustro académico de la llamada Escuela de Artes Aplicadas de la Universidad de Chile.
Su obra fue revalorizada este 2025 gracias a una muestra que se presentó a inicios del año en la Sala Pinacoteca del Centro de Extensión UC. Los curadores -Pedro Maino y Yocelyn Valdebenito- encontraron más de 300 obras, entre colecciones públicas y en su mayoría privadas. Se trasladaron hasta Parral, Talca, Chillán, Valparaíso, para traer piezas clave y que por primera vez salieron a la luz en el marco de esta exposición. Como parte de ese proyecto, Ediciones UC acaba de publicar "Ana Cortés. El tiempo que se escapa" ($20.000). Se trata de un completo volumen que rescata aspectos esenciales de su biografía, el costumbrismo en su formación y en su obra temprana, el influjo cubista y las vanguardias, la neofiguración y su incursión en la abstracción.
"Más que un catálogo de la muestra, este es un libro que reúne el profundo proceso de investigación que realizó Yocelyn Valdebenito", señala Pedro Maino. Añade que se incluye un corpus bastante desconocido de la obra de esta creadora y que "revela su afán de permanecer en lo contemporáneo, siempre actualizándose y en movimiento. 'El tiempo que se escapa' busca sintetizar su espíritu inquieto". Maino destaca que uno de los sellos de Ana Cortés es que exploró técnicas y soportes distintos. "Se inicia pintando bodegones y luego, tras su viaje a París, comienza a trabajar el cubismo. A lo largo de su trayectoria produjo telares, collages , óleo y dibujo. Ella, tal como lo hizo Camilo Mori, abordó los más grandes movimientos de siglo XX".
Ser más humana
Yocelyn Valdebenito, magíster en Teoría e Historia del Arte de la Universidad de Chile y autora de este trabajo, saca a relucir algunos aspectos biográficos y dice que "ella no se casó, más bien se comprometió con el arte y lo desarrolló rigurosamente, y eso la llevó a la excelencia. Ella misma señala en varias entrevistas que renunció a la maternidad, pero en la pintura estaba en plenitud". Junto con ello, valora que, gracias a esta publicación, se puedan mirar sus creaciones que van desde la década del 20 hasta los 90 del siglo pasado, "para dar cuenta de su mirada incesante y que está todo el rato cuestionando su propia obra, interpelando su propio camino creativo. Eso se ve en su trayectoria visual, porque ningún estilo es igual al anterior. Fue tremendamente versátil y dúctil".
"Ana Cortés. El tiempo que se escapa" fue financiado con un fondo del Ministerio de las Culturas. Yocelyn Valdebenito explica que este aporte le permitió profundizar en la faceta académica de la artista. "Ese aspecto había sido poco explorado en exposiciones anteriores. Anita se dedicó a la enseñanza durante 30 años. Formó a artistas, pero también generó espacios para ellos dentro del circuito chileno", sostiene la investigadora. Agrega que muy pocas figuras del medio lograron un reconocimiento tan unánime por parte de la Universidad de Chile y por sus pares, y afirma que "Ana Cortés fue una de las figuras clave de la modernización de la enseñanza de las artes durante el siglo XX, y eso también la posiciona como una mujer de vanguardia y avanzada".
En el libro, Valdebenito detalla dos etapas pedagógicas de la artista. La primera entre 1928 y 1938 y la segunda entre 1939 y 1959. Su curso Afiche y Propaganda caló hondo en numerosos estudiantes y en el volumen se recogen las palabras de la propia Cortés sobre las clases que impartió, integradas en su mayoría "por obreros y profesionales. En tales cursos aprendí a querer profundamente a nuestra gente, a estimarla por su calidad, por sus grandes dotes artísticas, por su inherente dignidad. Aprendí a valorar y a respetar a nuestro pueblo. Aprendí a ser más humana".