Murió el organista chileno Luis González Catalán
También restauró decenas de instrumentos, enseñó y compuso. Tocó, en templos y en el Municipal de Santiago, a Bach, Liszt y Buxtehude.
Durante seis décadas fue profesor, restaurador y tocó en los más diversos templos. Luis González Catalán (1946) -que en Estados Unidos aprendió de Judson Maynard y Marie-Claire Alain- fue organista oficial de la Catedral de Santiago y, entre otras, de las parroquias del Sagrado Corazón (El Bosque), Santa Teresa de Los Andes, de La Compañía y San Juan de Dios. Y una de las decenas de interpretaciones que ejecutó fuera de Chile fue en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, durante la canonización de Santa Teresa de Los Andes.
Colaboraba además con la Catedral de Melipilla, provincia donde pasó sus últimos días, hospitalizado. González Catalán murió ayer, a los 73 años. Hoy, a las 16:00 horas, se le despedirá en el templo, con una misa.
"Fue un gran exponente de la música de liturgia", comentó el organista Ítalo Olivares. Y también un gran conocedor de la obra de Bach: González Catalán lo definía como "el más grande organista de la historia de la humanidad, como compositor, improvisador y experto fabricador". Pero igualmente ofreció ciclos con la obra completa para órgano de Buxtehude, Liszt y Mendelssohn. El instrumento era su absoluta motivación: "El órgano, como ha dicho el párroco de la iglesia Santa Clotilde de París, es la voz de Dios", afirmó alguna vez. Por eso, gracias a lo aprendido en Francia, fácilmente restauró más de 40 en Chile. Uno de los últimos fue el de la Catedral de Punta Arenas, que data de inicios del siglo XX.
El organista, de profunda vocación religiosa, pasó un tiempo en la Orden Benedictina y también compuso música para misas, un Tedeum e himnos para la Liturgia de las Horas, entre otras piezas.