Restricciones obligan a celebrar la misa y la bendición navideñas de manera atípica.
El papa Francisco, jefe de la Iglesia Católica, no ha escapado a las normas y, como cabeza de millones de fieles en el mundo, tiene que dar el ejemplo para celebrar una Navidad de puertas para adentro en el Vaticano, en medio de una Roma confinada por el repunte de casos de COVID-19.
?En este año de restricciones e inconveniencias, pensemos en la Navidad de la Virgen María y San José: ¡No fue fácil! ¡Cuántas dificultades y preocupaciones! Sin embargo, la fe, la esperanza y el amor los han guiado. Que sea así también para nosotros?, ha dicho Francisco.La preocupación también radica en el propio pontífice argentino, de 84 años, y por tanto población de riesgo, pues esta semana se reveló que dos cardenales muy cercanos a él ?el polaco Konrad Krajewski y el italiano Giuseppe Bertello? dieron positivo por coronavirus.
Así como ocurrió en abril, en la última Semana Santa, cuando el pontífice no realizó el tradicional lavado de pies y ofició la misa principal en una plaza de San Pedro prácticamente vacía, en este diciembre las celebraciones navideñas estarán restringidas.
?Hoy y mañana?Francisco presidirá hoy la Misa del Gallo, celebración tradicional de Navidad, a las 7:30 p.m., y no a las 9:30 p.m. como es habitual, debido al toque de queda impuesto en Italia desde las 10 p.m.
La misa tendrá poquísimos asistentes y no habrá niños que lleven las ofrendas al niño Jesús
El mensaje de Navidad del 25 de diciembre y la esperada bendición Urbi et Orbi, a la ciudad de Roma y al mundo, se harán mañana al mediodía desde el Aula de las Bendiciones en la basílica de San Pedro, pues nadie podrá acceder a la plaza.