En el libro ?Rondas, fanfarrias y melancolía?, 16 especialistas se aproximan al mundo del cineasta italiano, quien el 20 de enero hubiera cumplido 101 años.
Por Ricardo Bedoya
La pandemia frustró muchas fiestas en el malquerido 2020. Ensordeció los 250 años de Beethoven, cortó el futuro del siglo de Asimov y Bradbury, apagó el proyector del centenario de Federico Fellini. Sin embargo, para ponernos al día con el genial cineasta italiano, la Universidad de Lima acaba de publicar un libro que ausculta su vasta obra fílmica.
En ?Rondas, fanfarrias y melancolía?, el crítico Isaac León se enfoca históricamente en la relación del cineasta con el neorrealismo; Giovanna Pollarolo hace una lectura feminista de sus mujeres en escena; Fernando Vivas nos descubre al chalaco Alejandro ?Dakar? Barrera Tinoco, único peruano en su elenco de criaturas; y el crítico español Miguel Marías, conocido por su relación conflictiva con el director de Rímini, ofrece una opinión discordante, original y divertida. A sus textos se suman los ensayos de Giancarlo Cappello, Eduardo Russo, Javier Protzel, Ana Carolina Quiñones, Enrique Silva, Gabriel Quispe y, en el recuerdo, los aportes de los desaparecidos Rafaela García y Federico de Cárdenas. Sus aportes demuestran que no es necesario llegar puntuales a la fiesta por el centenario. Como señala su editor, el crítico Ricardo Bedoya, la vigencia de Fellini permite que un libro como este jamás llegue a destiempo.
?¿El 20 de enero del 2020, coincidiendo con el centenario, hicimos una encuesta entre cineastas y críticos preguntándoles por su Fellini favorito. ?La dolce vita? (1960) y ?Amarcord? (1973) resultaron las elegidas. ¿Ambas películas son hitos fundamentales para pensar su cine?
Sí y no. ?La dolce vita? es la película de la conexión y la fascinación por la llegada a la ciudad, mientras que ?Amarcord? es la memoria de todos los ritos de paso de la juventud.
?¿Cómo definirías el término ?felliniano??
Tal vez lo primero que se nos viene a la cabeza para definirlo sea el título del libro ?Rondas, fanfarrias y melancolía?: esa combinación de personajes con rostros muy particulares que encarnan su imaginario desaforado. Está también el circo, la idea de la máscara, el exceso, las fantasías, el miedo masculino a la castración, el miedo a las mujeres poderosas, de grandes senos, amenazantes. Lo felliniano es también la pesadilla masculina, la amenaza que supone para él el poder de la mujer. Hay diferentes maneras de entender lo felliniano.
?Pocas veces el apellido del director antecede al título de sus filmes. ¿Qué significan estas irrepetibles marcas de autor?
Fellini, como Bergman, Antonioni, Godard o Hitchcock son esas marcas de autor que enmarcan una época en la historia del cine. Son directores que encarnan la modernidad, período que empieza en los años 50 y que se prolonga hasta fines de los 60, en el cual el director es la estrella. La marca de Fellini es la de un mundo que se filma en estudios cerrados, con escenografías y climas muy particulares, que mezcla lo circense con la imaginación desbocada. Ese era el imán para el público. Pero ese tiempo acabó. Ahora muy pocos tienen ese poder. Tarantino, Scorsese quizás.
?Hay un vaso comunicante directo entre Chaplin y Fellini. ¿Podríamos considerar al italiano heredero del británico?
Fellini fue un gran admirador de Chaplin, sí. Está la huella chaplinesca sobre todo en ?La Strada? y ?La noche de Cabiria?. No es que Giulietta Masina hiciera los gestos de Charlot o que tenga la apariencia chapliniana: lo que hace Fellini es celebrar a Chaplin en lo que hacía mejor, esa combinación permanente entre drama y comedia.
?¿Y qué directores podríamos considerar herederos de Fellini?
En Woody Allen, por ejemplo, la influencia de Fellini, como la de Bergman, es muy fuerte. En ?Recuerdos?, todo el comienzo es una referencia clara al inicio de ?8 1/2?, igual que ?Días de radio? referida a ?Amarcord?. Otros filmes con su huella evidente podrían ser ?All That Jazz?, de Bob Fosse, o ?La gran belleza?, de Paolo Sorrentino, referida evidentemente a ?La dolce vita?. Tim Burton apela a lo carnavalesco en ?El gran pez?, y David Lynch, en ?Mulholland Drive?, tiene un lado que nos recuerda a ?Julieta de los espíritus?. También hay muchos homenajes, pienso, en Ettore Scola y ?Nos habíamos amado tanto?, un gran homenaje a Fellini. Incluso él aparece en la película, dirigiendo la icónica escena en la Fontana di Trevi de ?La dolce vita?.
??Ginger y Fred? fue una película de Fellini muy crítica a la televisión. ¿Cómo crees que Fellini hubiera enfrentado los tiempos actuales en que se debate el poder de plataformas como Netflix?
Fellini no era muy amigo de la televisión. Incluso presentó una demanda para impedir que pusieran comerciales en sus películas. En algún momento de su carrera llegó a rechazar filmar en la calle. Todo lo reconstruía en un estudio de Cinecittà. El mundo era su estudio, se convirtió en su burbuja, su torre de marfil. Sin embargo, siempre estaba atento a la actualidad. Hay películas que están refiriéndose a lo que fue la contracultura de los años setenta, el movimiento juvenil, el feminismo, la incorporación de la psicodelia. Siempre estuvo abierto a tratar los fenómenos de su época. Entre ellos, la televisión. Si bien ?Ginger y Fred? es una especie de recusación a la televisión de Berlusconi, tal vez lo que Fellini cuestionó fue su uso grotesco. Su contestación era más bien política hacia esas formas de manejos, no al medio mismo.