Lunes, 21 de Julio de 2025

Opio, minerales y litio: los intereses ocultos del territorio en conflicto

ChileEl Mercurio, Chile 26 de agosto de 2021

El país tiene grandes reservas del producto básico para fabricar baterías.

No son solo los afganos. El otro gran tesoro de Afganistán son el trillón de dólares que, según algunas estimaciones, albergan las entrañas de un país que, paradójicamente, sigue estando entre los más paupérrimos del planeta. Eso y la droga. La producción de opio, una planta de la que puede extraerse un potente estupefaciente, no ha dejado de crecer desde que los estadounidenses irrumpieron en el país. Sin embargo, los talibanes, que redujeron casi a cero su cultivo, ahora están acusados de lucrarse con él.
"Los talibán se han aprovechado mucho menos de la industria de los narcóticos que sus enemigos del anterior gobierno afgano. Han ganado mucho más del comercio fronterizo de material legal, como combustible y bienes de consumo", escribe el investigador David Mansfield en el diario The Telegraph. La superficie sembrada superó en 2017 las 240 mil hectáreas. Las rutas de llegada a Europa del opio, de donde se extrae el principio activo para producir heroína, llevan décadas arraigadas.
Durante su régimen anterior, la agresiva política antidroga de los fundamentalistas -cuya ideología censura su consumo-, arrasando los cultivos, cosechó hasta los elogios de la ONU. Ahora, cree Mansfield, todavía es pronto para presentar un Afganistán talibán como un futuro narcoestado. Eso sí, matiza, las políticas antidroga de la administración derrocada empujaron a los campesinos a los brazos de los talibanes, quienes se presentaron como defensores del pueblo frente a un gobierno corrupto.
Pero el potencial de riqueza que puede amasarse a partir de la amapola palidece ante las posibilidades de los minerales que, en 2010, una prospección geológica estadounidense permitió estimar: hierro, cobre y oro repartidos por todas las provincias afganas y uno de los mayores depósitos del mundo de litio, un material básico en la fabricación de baterías recargables y otras tecnologías avanzadas. El valor enterrado en el subsuelo afgano asciende a entre uno y tres trillones de dólares, de acuerdo con cálculos de EE.UU.
Tal escenario lleva a muchos observadores a no extrañarse ante los coqueteos de países como China, centro de la producción mundial de componentes electrónicos, con unos talibanes deseosos de obtener reconocimiento internacional. "En base al pleno respeto de la soberanía de Afganistán y la voluntad de todas las facciones en el país, China ha mantenido contactos y comunicación con los talibanes afganos y ha jugado un rol constructivo en promover un asentamiento político", ha reconocido la República Popular.
Las reservas de litio afganas pueden rivalizar con las de Bolivia, que tiene una de las mayores del mundo. La paradoja del caso de países con enormes yacimientos de minerales y metales preciosos como el Congo, y posiblemente Afganistán, es que, al mismo tiempo, adolecen de gobiernos inestables y de altos niveles de pobreza. Síntoma, no cabe duda, del interés de las multinacionales de poder explotar esos recursos garantizando el máximo beneficio y las menores trabas posibles.
El año pasado se estimó que el 90% de los afganos vivían bajo el umbral de lo que su gobierno determinaba que era pobreza (dos dólares al día para subsistir), de acuerdo con un informe en manos del Congreso estadounidense.
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