El último eslabón de la resistencia atlética: una carrera de mil kilómetros
El húngaro Laszlo Barta tiene 50 años y en su hoja de vida como corredor luce una frondosa lista de pruebas de ultradistancia, casi todas en el formato de trail-running (de montaña): ganó en 2019 la Goldsteig Ultrarace (638 kilómetros y 18
El húngaro Laszlo Barta tiene 50 años y en su hoja de vida como corredor luce una frondosa lista de pruebas de ultradistancia, casi todas en el formato de trail-running (de montaña): ganó en 2019 la Goldsteig Ultrarace (638 kilómetros y 18.660 metros de desnivel positivo) y completó media docena de pruebas de 100 millas en los últimos años. Ataviado con el número 1, el fondista magiar fue el primero en atravesar la boscosa zona de Baviera oriental en el marco de la Megarace, la última puesta en escena de carreras de larga distancia.
Con 17 corredores (16 hombres y una mujer), el evento alemán tiene 1.001 kilómetros de distancia, los cuales se pueden completar en un máximo de 327 horas (13 días y 15 horas). El desafío tuvo su largada el domingo 12 de septiembre y los participantes tienen hasta la medianoche del sábado 25 para cruzar la meta. Cuatro ya abandonaron. Barta, haciendo gala de su resistencia y oficio, demoró 254 horas y 12 minutos, llegando por la tarde del miércoles a la meta. Lo siguió el suizo Simon Gfeller (49 años), con 266 horas y siete minutos.
Corredores de 27 a 63 años, procedentes de España, Hungría, Suiza, Japón, Francia, República Checa, Dinamarca, además de los locales, pasaron el filtro.
"Esto por ahora lo veo como un experimento, que ojalá sirva para abrir una nueva vía o formato. Hay que tener en cuenta que la dificultad de una carrera no está solo en la acumulación de kilómetros por sí sola; el verdadero mérito de un 'ultrero' se mide en la exigencia que combina distancia, dificultad técnica y desnivel", contextualiza el español Sergio Garaza Mayayo, editor del portal Carreras de Montaña, una de las plataformas más reputadas en la materia.
"El perfil de competidores de seguro es gente con experiencia, de mayor edad, con recursos, que ya ha completado varios 100 millas, que no está preocupado de la challa, tipos autónomos que en ruta son capaces de tomar sus propias decisiones, y acertadas", expresa Marcelo Rojas, director de Andes Infernal, apuesta local que tiene un tramo de hasta 300 kilómetros.
La organización pronostica una cadencia de 3,06 km/h y un recorrido diario de 74,2 kilómetros de promedio, lo cual permite completar la carrera dentro del plazo permitido. En la ruta se contempla una decena de "puntos de ayuda", donde se dispensa todo tipo de comida, además de colchonetas para recuperar parte del sueño.
"Los libros dicen que el hombre está hecho para correr, pero no sé si mil kilómetros, je. Se trata, en términos simples, de resistir el sufrimiento, las alucinaciones, no sé si es saludable ni creo que le haga bien al cuerpo, pero he comprobado que uno se adapta a este nivel de esfuerzo y se recupera", dice Andrea López Barraza, chilena que ha participado en el formato de 200 millas.