Un celular que perdió los números
Finalmente dio el gran salto y se compró un celular con cámara digital
Finalmente dio el gran salto y se compró un celular con cámara digital. Ya tenía uno, e incluso era GSM. Pero estaba algo maltratado, sus funciones eran muy limitadas y lo cautivó la posibilidad de sacar fotos. Así que mi cuñado se animó, hizo la compra y pasó por casa, fascinado con el equipo.
Con la batería cargada al máximo antes de jugar con el chiche nuevo (como manda el manual) y sin perder un segundo, abrimos la tapita de la batería, admirando la maravilla de ingeniería involucrada; sacamos la batería, sorprendidos por lo diminuto del asunto; luchamos para insertar la tarjetita SIM en su lugar -había que combarla un poco, algo que no deja de ponerme nervioso, por su fragilidad aparente- y, finalmente, pudimos prender el equipo, que la reconoció sin inconvenientes.
Al instante nos fuimos a la calle, a probar la cámara del equipo en el sol invernal. Unas fotos después, decidimos que vanagloriarnos por la adquisición no venía mal: era cuestión de llamar a alguien y mandarle las fotos. Allí, en la vereda, lejos de casa, mi cuñado descubrió que la agenda del móvil estaba vacía. "¿Pero cómo? -me preguntó-. ¡Si tenía el chip! ¿No era que con la tarjeta SIM podía cambiar de teléfono y mantener el número de línea?" Sí, en efecto. Pero la lista de contactos no se transfiere en forma automática.
Los teléfonos suelen tener una capacidad notablemente mayor para almacenar teléfonos (y la correspondiente fotito de la persona, el e-mail y los números alternativos) que la tarjeta SIM, limitada a un par de cientos de casilleros. Así que la mayoría de los teléfonos viene configurada para guardar la agenda en el equipo: la copia a la tarjeta corre por cuenta del usuario.
El proceso en sí es simple. Hay que buscar, en las opciones del móvil, la función correspondiente (por lo general, Copiar a SIM). El tiempo que toma depende de la cantidad de contactos almacenados en el teléfono. En nuestro caso -previo regreso, vencidos, a buscar el teléfono viejo-, tomó menos de un minuto.
La SIM sólo almacena el nombre y el teléfono correspondiente; si la agenda del celular ofrece varias alternativas (números del hogar, trabajo y móvil, por ejemplo) se copiarán como entradas diferentes en la tarjetita, todas con el mismo nombre. También copiamos mensajes de texto y agregamos una contraseña de acceso, para más seguridad.
Parece una operación superflua, pero funciona como backup: si el celular se rompe, si algo le pasa, lo único que importa es salvar la SIM para tener los números más importantes a mano, ahora sí, independientemente del celular en uso.