¿Aguafiestas?
Diego Prieto Uribe
Mientras Colombia estaba en medio de la algarabía de la elección presidencial, en Ginebra estaban reunidos los ministros de comercio de los 164 miembros de la OMC para ver si encendían los motores apagados de esa institución
Diego Prieto Uribe
Mientras Colombia estaba en medio de la algarabía de la elección presidencial, en Ginebra estaban reunidos los ministros de comercio de los 164 miembros de la OMC para ver si encendían los motores apagados de esa institución. Desde que los gringos asfixiaron el tribunal de justicia de la OMC, el cumplimiento de las leyes internacionales de comercio se volvió asunto de buena fe, y la institución perdió relevancia. En el menú de los ministros había dos platos fuertes: la autorización de producción de vacunas genéricas contra el Covid, y la eliminación de subsidios a la pesca. El protagonista de esta negociación fue el ministro indio Piyush Goyal, quien en su alocución inicial marcó la cancha diciendo que representaba los intereses de 1,4 billones de indios. En la OMC las decisiones se toman por consenso, pero hay unos más iguales que otros. Los ojos de la mayoría de países estaban puestos en la eliminación de los subsidios a la pesca: estos suman US$40 billones/año y están agotando el recurso pesquero. No, dijo el ministro indio, la pesca en la India es un tema de "seguridad alimentaria y de erradicación del hambre y la pobreza; que los responsables de este mal sean los que paguen". En efecto, el principal depredador del recurso marino y el que más subsidios aplica es China, seguido por Japón y Corea. Como concesión pidió 25 años de plazo para cumplir con ese compromiso. La India es el campeón mundial de la producción de medicamentos genéricos, y lideraba la negociación de la exención del pago de patentes para la producción de vacunas contra el Covid. Los países farmacéuticos como Suiza decían no, había mucho dinero en juego. Alejandro Gaviria intentó en 2015 dar una licencia para producir en Colombia el genérico del anticancerígeno Glivec cuyo tratamiento al año costaba US$16.000, y recibimos amenazas económicas de Suiza y Estados Unidos. Los ministros pararon el reloj y tomaron la decisión una madrugada treinta horas después, cruzando concesiones entre pesca y patentes. Así fue como se llegó a los acuerdos de la OMC de 1995: los indios aceptaron las disciplinas en materia de propiedad intelectual, a cambio de la eliminación de las cuotas textileras. En las vacunas, "con gran dificultad obtuvimos 5 años de exención, dijo el ministro indio, pero sacar permisos y montar la fábrica toma 3 años ¿Quién hace una inversión por dos años?". En los subsidios a la pesca se eliminaron aquellos que afectan las poblaciones sobrexplotadas, es decir, una parte trivial de los subsidios dañinos, y por cuatro años prorrogables. Todo migajas. Los ministros salieron de la negociación tocando las trompetas del triunfo y felicitándose por la revigorización de la OMC. Las ballenas y atunes de los océanos no piensan lo mismo. La OMC continuará siendo un tigre sin dientes, los colmillos se los sacó Estados Unidos. Pero en la reunión ministerial todos los dedos acusadores apuntaban al ministro indio por obstaculizar el avance de la OMC. Es que a los ricos siempre los perdonan, es una ley de la vida.
Experto en Comercio Exterior.