Sábado, 10 de Mayo de 2025

"La bella durmiente": Un espectáculo deslumbrante

ChileEl Mercurio, Chile 7 de septiembre de 2024

Por su duración (tres horas), la complejidad de la trama y las exigencias técnicas tanto para el cuerpo de baile como para los numerosos solistas, el ballet "La bella durmiente" (1890, Tchaikovsky) es uno de los más difíciles de montar

Por su duración (tres horas), la complejidad de la trama y las exigencias técnicas tanto para el cuerpo de baile como para los numerosos solistas, el ballet "La bella durmiente" (1890, Tchaikovsky) es uno de los más difíciles de montar. Considerada una obra maestra del repertorio clásico, la versión de Marcia Haydée enriquece la pieza con una mayor carga emocional y una energía distintiva, gracias al desarrollo del personaje de la malvada hada Carabosse.
Bajo la dirección de Roberto Rizzi-Brignoli, al frente de la Orquesta Filarmónica, esta partitura, conocida por su sofisticación, sus cambios de tempo y sus intrincados ritmos, brilló intensamente. Rizzi-Brignoli logró destacar la forma en que la música entrelaza melodías y temas para reflejar la narrativa del cuento de hadas, utilizando la música no solo para complementar la coreografía, sino como un vehículo expresivo por sí misma. Siempre atento a la dinámica escénica, el maestro condujo a los músicos asegurando una perfecta sincronización con la coreografía.
Una obra de esta magnitud requiere la colaboración de un equipo artístico de alto nivel. La escenografía y el vestuario de Pablo Núñez deslumbran no solo por su excelencia, sino también por la belleza que se manifiesta hasta en los más mínimos detalles. El uso de los colores y sus contrastes, el peso adecuado de las telas y el nivel de la construcción de los diferentes elementos escenográficos llevaron a la consecución de un logro visual extraordinario, al que colabora de manera fundamental la iluminación de Ricardo Castro, con su alternancia entre lo feérico y lo tenebroso. Su trabajo fue especialmente notable en la maldición de Carabosse, en el oscuro deambular de la Princesa (utilizando de manera creativa una enorme cortina negra que también sirve como capa) y en las evocaciones fantasmales en el bosque, sin olvidar el esplendor logrado en la apoteosis de las bodas.
En esta ocasión, se contó con Marie-Agnès Gillot como coach invitada para el trabajo con los bailarines, junto a Pablo Aharonian (repositor y maestro ensayista) y Cyril de Marval y Andreza Randisek (maestros ensayistas). El Ballet de Santiago exhibió flexibilidad; cuidado equilibrio entre fuerzas contrapuestas, y una especial y nueva distinción en el movimiento de manos y pies.
"La bella durmiente" involucra a toda la compañía y, debido a su amplio elenco de personajes, permite que no solo los protagonistas brillen. Gustavo Echeverría, como Carabosse, domina la escena desde su primera aparición con una fuerza expresiva y un talento dramático excepcionales; habita un rol que siendo pensado para un bailarín de carácter también tiene ingentes exigencias técnicas. Resultó impresionante su habilidad para manipular la enorme tela negra, usándola de manera elocuente como extensión amenazante del "mal".
Katherine Rodríguez asumió el exigente rol de Aurora, que requiere una técnica avanzada para ejecutar movimientos con fluidez y gracia. Con precisión en sus evoluciones, ella otorga al complicado baile en puntas un matiz de naturalidad y ligereza. Aunque su equilibrio durante la recepción de los pretendientes es perfectible, es admirable su manejo de brazos y manos, así como sus extensiones y equilibrios. Emmanuel Vásquez aportó gallardía, elegancia y seguridad al Príncipe Désiré, destacando en sus variaciones y en la escena del bosque. Ethana Escalona, como el Hada Lila, mostró plasticidad, ingravidez y finura en un personaje de gran presencia.
Felipe Arango y Laleska Seidel destacaron por su entrega en la aparición del Pájaro Azul; Cristopher Montenegro, Matías Romero, David Saavedra y Luciano Crestto se mostraron vigorosos como los Príncipes; Alexia Comisso y Carlos Aracena encantaron como Caperucita y el Lobo; Constanza Sánchez y los siete niños bailarines (Blancanieves y sus enanitos) capturaron la esencia de sus roles, y Henry de Carvalho y Lorena Borja brillaron como el Gato con Botas y la Gata Blanca. Kamilia Aenishanslin (Reina), Miroslav Pejic (Rey) y Lucas Siqueira (Catalabutte) completaron con carisma y nobleza una producción memorable.
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