Helena La Mala
Helena Danae
EL GRÁFICO
Todo incluido
Hola, mis amores, ¡feliz miércoles! Espero que su semana vaya de maravilla, al igual que la mía
Helena Danae
EL GRÁFICO
Todo incluido
Hola, mis amores, ¡feliz miércoles! Espero que su semana vaya de maravilla, al igual que la mía. Y si no es así, les traigo amor para recordarles lo rico que es estar de vacaciones, y que anhelen de nuevo descansar.
Los hoteles todo incluido podrían tener, en realidad, TODO incluido, ¿no creen? Hace un tiempo, fui a uno donde todos los días veía a un mesero que me parecía atractivo; en un desayuno, noté cómo me miraba y la manera en la que me atendía. A partir de ahí, cada vez que estaba en turno él pedía atenderme.
Un día en la playa, lo vi acercarse en traje de baño, me preguntó si podía sentarse conmigo, nos quedamos platicando hasta que se fue haciendo tarde; cuando iba a mi hotel, se ofreció a acompañarme.
Llegando a la puerta, lo vi completo. Sus brazos fuertes me encantaban, así que le sonreí, abrí la puerta, pasé y la dejé abierta. Él entró y yo me desnudé para meterme a bañar, se quedó sentado en la orilla de la cama. Así que lo invité a pasar a la regadera conmigo.
Nos besamos y estuvimos tocándonos. Él acariciaba mis tetas, mientras yo pasaba mis manos por su abdomen y sus brazos. Mis manos bajaron hasta su miembro, que ya estaba duro y escurriendo, comencé a masajearlo, para después tomar su mano y ponerla en mi centro.
Sus dedos acariciaban mis labios con delicadeza y yo los empujé dentro de mí. Así estuvo haciendo movimientos y mientras los tenía dentro, con su pulgar acariciaba mi clítoris.
Era un experto en dar placer con esas manos grandes, mientras mis manos delicadas seguían masturbándolo. En un momento, sentí cómo el orgasmo se aproximaba, así que solté su miembro y me dejé llevar. Terminé entre los chorros de la regadera, y también sentí como él terminó en mi pierna.
Sonreímos, nos enjuagamos y fuimos a la cama, ahí siguió la acción. Saqué de mi bolsa un condón y lo dejé cerca de la cama.
Después, sentirlo dentro de mí fue espectacular, la manera en que me embestía era con un ritmo muy particular que hacía que cada vez mi clítoris quedara presionado entre nosotros dos. Después de alcanzar varios orgasmos, pude sentir cómo se vaciaba dentro de mí; a pesar del condón, sentí cómo su miembro palpitaba.
Después de eso, lo invité a retirarse, y en la cena volvió a atenderme. Seguimos platicando a lo largo de las vacaciones, pero no volvimos a tener relaciones, después se acabó el contacto. Fue una experiencia única. ¿Has tenido una aventura así?
Los adoro de manera infinita y espero con ansias la próxima semana.