Por INÉS TEMPLEPresidenta LHH DBM Perú y LHH Chile
Este año ?otra vez? tuve la necesidad imperiosa, desesperada, de clamar al cielo por un milagro
Por INÉS TEMPLEPresidenta LHH DBM Perú y LHH Chile
Este año ?otra vez? tuve la necesidad imperiosa, desesperada, de clamar al cielo por un milagro. Un familiar de los más queridos cayó víctima de una bacteria muy agresiva y los pronósticos que nos daban eran desgarradores. Muy difícil que sobreviviera, casi imposible que despertara. Quienes han vivido situaciones similares comprenden la desesperación, la angustia, el miedo y la desolación que se siente.
Esta semana viéndolo encima de un escenario haciendo una presentación a más de 300 personas en un tema de su especialidad, sentí la inmensa felicidad y sensación de protección que dan los milagros. No paro de agradecer a tantos que por él rezaron y pidieron por su curación. A tantos que con fe nos acompañaron en esos momentos. Y a Dios, por supuesto, por el inmenso milagro que nos hizo. Creo en milagros y este fue uno de ellos.
Ayudando a personas a encontrar sus siguientes actividades profesionales, en muchas ocasiones hemos hablado del tema de la fe con personas de todo nivel. Y siempre es interesante ver la cara de sorpresa que muchos ponen cuando les sugiero que le pidan a Dios que los ayude. ?¿A Dios?, ?me dicen con gran sorpresa?, ¿qué tiene que ver Dios con conseguir trabajo o con que mi negocio pegue? Hace años que no rezo y siempre me fue bien y ahora, ¿me voy a acercar solo porque ahora lo necesito??. ?Sí? es siempre mi respuesta. ?Es justamente ahora el mejor momento para tener fe?, agrego. Y saben, suena increíble, pero siempre funciona. Allí están las cifras que lo confirman.
¿Por qué les cuento esto ahora? Hace pocos días en las noticias escuché a un líder de la región latinoamericana decir que la violencia y la corrupción en un país se pueden superar si desde la cabeza hay seria voluntad para hacerlo. Y si los líderes y autoridades principales son correctos y están alineados para derrotar esos flagelos que tanta miseria física y moral causan, esto se puede lograr en relativamente poco tiempo. Así lo hizo ese país muy rápido y con los extraordinarios resultados que el mundo entero admira.
Y allí fue donde pedir milagros se me vino a la mente. Necesitamos que el Perú esté liderado por profesionales capaces, íntegros, y con genuino amor por el país y su desarrollo, decididos a sacar al país adelante y llevarnos a la prosperidad que tanto ansiamos. Para que eso suceda tendríamos todos que pedir uno o varios milagros. Y lo digo en serio y con respeto. No pretendo ser experta en dogmas de fe, ni discutir cuál fe es la verdadera. Escribo con la humildad de quien vive con fe, pide y recibe mucho de Dios y que siente que sin ayuda milagrosa el Perú la tiene hoy muy complicada. Quizá si los peruanos pidiéramos al cielo ?cada uno en su propio entender de lo divino? poder escoger líderes auténticos, íntegros, capaces y valientes, podríamos ser la nación próspera y orgullosa que soñamos. Pidiendo milagros por el Perú pudiéramos ser el país sano al que nuestros hijos quisieran volver para encontrar oportunidades, seguridad, bienestar y alegría.
¡Lo necesitamos en verdad!
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