Martes, 08 de Octubre de 2024

Los pecados de la paz total

ColombiaEl Tiempo, Colombia 8 de octubre de 2024


Ricardo Santamaría
Todos los indicadores del conflicto interno colombiano y la inseguridad se han deteriorado en los últimos dos años


Ricardo Santamaría
Todos los indicadores del conflicto interno colombiano y la inseguridad se han deteriorado en los últimos dos años. Hablamos de asesinatos, secuestros, extorsiones, actos terroristas, masacres, desplazamientos. Y ello ocurre en medio del silencio del Ministro de Defensa. 50 millones de colombianos padecemos la muy difícil situación del orden público. ¿Qué tal la promesa de campaña de Petro que en tres meses desaparecía el ELN? Vamos en 26 meses y este grupo se ha fortalecido. Estos diálogos no tienen pies ni cabeza. Hay por lo menos 5 pecados en la mal llamada paz total. No hay estrategia. El presidente improvisa. Nadie conoce la política de paz. Todo se mueve al ritmo cambiante del humor del presidente. Puro discurso. Nadie sabe dónde y como empiezan los diálogos, cuál es su objetivo y qué pasa si hay un ataque de la guerrilla. Unas veces no pasa nada y otras rompe las conversaciones para abrirlas de nuevo a las dos semanas. Segunda. No existe un mecanismo serio y verificable de cese al fuego. Empieza y termina sin que los colombianos sepamos cuáles son sus condiciones y, lo más preocupante, las guerrillas lo han usado para fortalecerse. Tercero, nadie conoce la agenda de conversaciones con los distintos grupos al margen de la ley. Sin temas a desarrollar, las conversaciones son unas reuniones interminables sin foco ni orden. El proceso no tiene norte. Nadie sabe lo que se está negociando o cuáles son las líneas rojas del Gobierno en cuanto a temas. Reunirse y negociar con grupos criminales tiene sentido si el objetivo es su desmovilización y desarme. Pero estas dos palabras no se han pronunciado por parte del presidente. Cuarto. No hay presencia de garantes internaciones que en momentos críticos son claves. Pero si llegan a designarse, tienen que ser países serios e independientes. No amigos ideológicos de Petro, lo cual no tendría la credibilidad necesaria. Quinto. Nadie conoce realmente quienes son los responsables de las conversaciones por parte del Gobierno, cuáles son sus cargos y ante quiénes responden. Cada uno habla por su cuenta. No existe un vocero autorizado de la paz. Regresamos a etapas superadas hace décadas, cuando en el gobierno de Belisario Betancur eran decenas de civiles los que llevaban la vocería de las conversaciones sin tener claras y definidas responsabilidades públicas. El resultado de todo lo anterior es que guerrillas y criminales se fortalecen día a día. Según un informe de la Fundación Ideas para la paz, en casi la mitad de los municipios de Colombia hay presencia de grupos ilegales. Es tan grave, que personas serias como Humberto de La Calle ya han planteado que quizás es necesario pensar en suspender las elecciones en algunos municipios que están tomados por estos grupos. ¿Qué hace el Gobierno ante esto? Nada. El Presidente habla y todo empeora cada día.
Analista.
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