Miércoles, 14 de Mayo de 2025

Diario íntimo de Lulú Petite

MéxicoEl Universal, México 17 de octubre de 2024

Lulú Petite EL GRÁFICO La madrugada perfecta Querido diario: Me han preguntado por ti, Marco

Lulú Petite



EL GRÁFICO







La madrugada perfecta



Querido diario: Me han preguntado por ti, Marco. Los clientes que me leen. ¿Que si somos novios? No lo sé. Las etiquetas no garantizan nada.



Cuando llegas, apago el teléfono del trabajo. He tenido parejas que saben a qué me dedico y siempre es un lío. He tenido parejas que no lo saben, y también es un lío cuando llega el momento de sincerarme. Contigo aún estoy en la etapa de misterio. De recibirte en mi casa, meterte en mi cama y fingir monogamia, aunque sólo contigo los besos son sinceros.



Hoy, desperté mientras la ciudad dormía. El sol comenzaba a iluminar las calles. Mientras estaba ahí, sentada, con las persianas casi cerradas, supe que no quería que esa noche se terminara.



Levanté la sábana. Estábamos desnudos. Vi tu miembro flácido y me lo llevé a la boca. Todavía sabías a sexo, a lo mucho que cogimos anoche. Sentí cómo me creció en los labios, te despertaste y gemiste, llevaste tu mano a mi nuca. Tu miembro se hinchó hasta llegarme a la garganta.



Sonó la alarma de tu teléfono. De reojo, miraste el reloj en mi tocador. Olvídalo. No va a pasar nada si una vez en la vida olvidas si tienes trabajo, si pierdes un vuelo, si tendrás que ofrecer disculpas.



El mundo no va a detenerse porque decidas saltarte hoy las reglas. Sinceramente, ¿te atreverías a pedirme que deje de mamártela porque tienes un compromiso? Momentos así no se abandonan.



Y ahí estabas, justo frente a mí, gimiendo, ignorando el ruido insistente de la alarma que no vamos a callar, pero tampoco a atender. No le vamos a dar el gusto de interrumpirnos.



Te la seguí chupando. Busqué un condón en mi tocador y te lo puse. Fui trepando por tu cuerpo desnudo, mirándote a los ojos, reptando hasta alcanzar tu cuello, me aferré a él y te di un beso. Probé tus labios con sabor a desvelada.



Busqué tu miembro y lo acomodé en mi sexo. Entró sin problema y comencé a cabalgarte, gimiendo, gritando, aullándole a una luna que terminó de despedirse para dejar su lugar a un sol que despierta a esas pobres almas con horarios normales.



Seguimos cogiendo mientras la ciudad despertaba. Se oyó el canto de las aves acostumbradas a los "imecas", y el murmullo de la oficinista que corría a su trabajo, de los coches que abandonaban los garajes, del portero abriendo la reja, de la señora lavando la banqueta, del elevador bajando vecinos, los tacones de alguna que corría por las escaleras, y nuestros gemidos que nos enorgullecían y que dejamos que sonaran tan estridentemente como esa alarma que no se callaba.



Sentí en mi cuerpo vibrar la explosión de un orgasmo espectacular. Recibí tus embestidas salvajes con un placer que me desbordó. Te veniste copiosamente y nos fundimos en un beso apasionado. Por fin apagaste la puta alarma.



?¿Te tienes que ir? ?pregunté inquieta.



?Olvídate del reloj. ?me mentiste sonriendo? Hoy sólo te tengo a ti en agenda.



Me han preguntado por ti, Marco. No digo mucho, pero siempre son-



río. Eres mi madrugada perfecta.



Hasta el martes, Lulú Petite
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