El país se encuentra ante una oportunidad en la que su percepción como plaza segura y estable permite a los inversores proyectar rentas atractivas.
La
reciente victoria de Donald Trump en Estados Unidos puede traer
efectos económicos significativos en América Latina y, de manera especial, en Uruguay, que enfrenta desafíos locales como
la inflación y la presión sobre el dólar. Aquí presentamos un análisis detallado de los posibles
impactos para el mercado de vivienda en Uruguay:
Fortalecimiento del dólar y su impacto en la vivienda: En Uruguay, los constructores y desarrolladores están necesitando un aumento del dólar entre 10% y un 15% para compensar el alza de costos en pesos, ya que la mayoría de los insumos para la construcción están denominados en esta moneda. Esto ajustaría los valores logrando un freno en los precios de las propiedades nuevas. Si EE.UU. implementa políticas que fortalezcan aún más al dólar, este efecto podría intensificarse, impactando tanto la rentabilidad de los desarrolladores como la accesibilidad de la vivienda para la población local.
Atracción de inversores extranjeros: Las políticas proteccionistas o de repatriación de capital en EE.UU. podrían hacer que inversores latinoamericanos busquen alternativas estables fuera de sus países, viendo a Uruguay como un refugio confiable. Esto incrementaría la demanda de propiedades, especialmente en el segmento premium, y podría servir como un impulso en zonas clave de Montevideo y Punta del Este.
Ajuste en los precios de viviendas y rentas: Un fortalecimiento en la demanda de propiedades, junto con el ajuste inflacionario local, podría provocar un aumento en las ventas y rentas. Los extranjeros podrían absorber estos costos en un mercado inmobiliario dolarizado, mientras que los residentes locales podrían enfrentar mayores dificultades para el acceso a la vivienda en áreas de alta demanda.
Impacto en la construcción de viviendas: A pesar de la presión inicial de costos por la inflación en pesos, la tendencia a la baja en la inflación en Uruguay y el ajuste de precios permiten que los insumos se estabilicen, evitando que los costos de desarrollo de nuevos proyectos aumenten considerablemente. De hecho, con esta moderación en los costos, el ritmo de construcción puede mantenerse sin incrementos significativos, lo que favorece el cumplimiento de las proyecciones de entrega de nuevos edificios en Montevideo.
Seguridad y diversificación de la capital: Las políticas de Trump podrían aumentar la percepción de riesgo en otros países de América Latina, beneficiando a Uruguay como destino seguro. Esto consolidaría a Uruguay como un mercado atractivo para aquellos que buscan estabilidad y diversificación de activos en un entorno de incertidumbre regional, elevando el interés en propiedades como activos de resguardo.
Efecto en el mercado de rentas y demanda local: Aunque el incremento de la demanda internacional beneficiaría el mercado de alquileres en zonas específicas, también es importante observar el efecto en la oferta de viviendas accesibles para la población local. A medida que se incremente la competencia por las propiedades, se podría generar una presión en el mercado de alquiler, especialmente en aquellos segmentos más asequibles para los uruguayos.
En resumen, Uruguay se encuentra ante una oportunidad en la que su percepción como plaza segura y estable permite a los inversores proyectar rentas atractivas. A la vez, los desarrolladores, al ajustar costos en un contexto de menor inflación, podrían lograr ganancias favorables, y la industria de la construcción mantendría su ritmo, tanto en el segmento premium como en la vivienda promovida. Este equilibrio beneficia tanto a quienes buscan estabilidad en sus inversiones como a los actores locales del sector inmobiliario.
- Gonzalo Martínez Vargas es CEO de la consultora inmobiliaria Moebius.