Deficiencias técnicas en el Estado
La discusión en torno a la modernización del Estado avanza en todo el mundo
La discusión en torno a la modernización del Estado avanza en todo el mundo. El caso más reciente son los Estados Unidos, en donde la nueva administración apuntará a una revisión profunda de la eficiencia y productividad de los servicios públicos. En Chile, el retraso de tal agenda está teniendo implicancias macroeconómicas significativas. Pero no solo la expansión injustificada del empleo público o los problemas de ejecución del gasto encienden alertas, sino también las dificultades técnicas en elementos críticos del debate presupuestario.
Distintos errores se han detectado en el trabajo de los equipos del Ministerio de Hacienda durante el último tiempo. Uno que fue revelado en su momento se produjo en la presentación del Informe de Finanzas Públicas (IFP) del segundo trimestre de 2024. En la versión del original del 31 de julio, el texto preparado por la Dirección de Presupuestos (Dipres) indicaba que la proyección de los Ingresos del Gobierno Central Total para 2024 aumentaría en términos reales un 5,2% respecto de los ingresos efectivos de 2023. Sin embargo, el texto luego fue enmendado, indicándose que los ingresos aumentarían un 6,2%. Tal como se indicó en su momento, estimaciones erradas en estas variables generan, tarde o temprano, desequilibrios fiscales importantes.
Más recientemente, han surgido nuevas críticas a lo que parecen errores de cálculo de gran magnitud en la proyección de los recursos recolectados en el proceso de recaudación fiscal. De acuerdo con algunas versiones, estos podrían significar montos incluso sobre los US$ 4 mil millones, lo que explicaría la compleja situación financiera que experimentan distintos servicios. A esto se suma el Informe de Ejecución Presupuestaria del tercer trimestre, también responsabilidad de la Dipres, que dio cuenta de una caída de 2,4% en los ingresos fiscales acumulados durante 2024. Entre las razones que se entregaron estuvo el precio del litio. Sin embargo, las condiciones de mercado de tal mineral habían sido revisadas a la baja con gran anterioridad, por lo que tal justificación parece insuficiente.
Esta acumulación de incómodas sorpresas técnicas en materia presupuestaria inevitablemente plantea la interrogante de hasta qué punto el problema puede no obedecer simplemente a razones fortuitas o inesperadas, sino estar dando cuenta de falencias en la calidad de los equipos técnicos encargados en Hacienda. Por ello, se hace necesario contar con un análisis objetivo y crítico de la misma autoridad fiscal, que identifique responsables de ser necesario. Las respuestas que hasta ahora ha dado la Dipres a este respecto distan de ser suficientes.
Por cierto, en este contexto, los constantes llamados del Consejo Fiscal Autónomo respecto de la urgencia de realizar ajustes al gasto fiscal por cerca de 2 mil millones de dólares para alcanzar las metas autoimpuestas por la administración Boric toman particular relevancia. Lo mismo ocurre con las alertas fiscales realizadas por la misión del Fondo Monetario Internacional que visitó el país durante noviembre.
Pero las implicancias de eventuales deficiencias técnicas en los equipos van más allá del tema presupuestario. El lento avance de la agenda para retomar el crecimiento puede ser una manifestación del mismo fenómeno. Tal problemática puede haberse incubado desde hace años, pero frente a la urgencia por revertir el estancamiento estructural de nuestra economía la situación adquiere una importancia crítica.
Desde esa perspectiva, es posible que el equivocado diagnóstico que el programa de gobierno del Presidente Boric ofrecía respecto de las necesidades de nuestra economía haya sido también un reflejo de esas falencias en materia de capital humano técnico. Ello además puede estar repercutiendo en el diseño de algunas de las reformas impulsadas durante esta administración. Un ejemplo es la situación en el sector salud, donde las soluciones técnicas no han sido del todo rigurosas. Y otro caso es el debate previsional, en donde la propuesta que se impulsa desde el Ejecutivo presenta también inmensas falencias conceptuales y prácticas; por cierto, algunos planteamientos de sectores de oposición sugieren que el problema no necesariamente es propio de un solo sector.
La pérdida de rigurosidad en el debate público no es más que una señal de decadencia. Una agenda modernizadora del Estado debiera considerar la calidad del capital humano en el Estado como uno de sus ejes centrales.
La acumulación de incómodas sorpresas técnicas en materia presupuestaria plantea una interrogante sobre la calidad de los equipos.