Según pasan los años

-Cómo ha pasado el tiempo. Allá, al principio de los ochenta -me cuenta Jonathan-, tuve una guagua en mis brazos. Era la hija de una mujer regalona del público -logró cierta fama por un comercial televisivo sobre una marca de vino- y de Domingo, columnista en Las Últimas Noticias y político. Cuando él llevaba sus escritos al diario, pasaba con su mujer y la recién nacida. Ahí, mientras la madre de la criatura hablaba con las periodistas del suplemento "Yo, mujer", yo chocheaba con la guagua. Bueno, la niñita creció y la vi el fin de semana pasado animando el Festival del Huaso de Olmué: Sí, María Luisa Godoy Ibáñez. Qué tal...
-Bonito recuerdo. Fíjate que yo, en los años sesenta, era un veinteañero dibujante técnico en una empresa metalúrgica cuando llegó un joven universitario y me pidió que le ayudara con un mapa inmenso, parte de su tesis. Era una hoya hidrográfica que él había trazado con lápiz grafito y que yo fijé con tinta china. Pasaron varios años -yo ya lucía canas en este diario- cuando recibí una invitación para almorzar en el Palacio de la Moneda. Fui. Había una larga fila de invitados que el actor Jaime Celedón iba presentando al Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Cuando me presentó a mí, el Primer Mandatario le dijo: "Sé quién es, lo conocí hace muchos años". El joven universitario a quien ayudé con el mapa creció y llegó a ser Presidente de la República de Chile.
-Qué historia, ¿no? Lo bueno es que tú también llegaste a La Moneda...