Miércoles, 12 de Febrero de 2025

El Uruguay que queremos: 65 propuestas para crecer más (Parte II)

UruguayEl País, Uruguay 12 de febrero de 2025

¿Qué es lo que diferencia a un productor rural de Texas a un productor del Congo?.

Salvando condiciones propias de los suelos, cultivos y animales que se pueden criar en cada clima, la principal diferencia radica en que el productor africano dispone de un buey mientras que el norteamericano cuenta con un tractor de 400 caballos de fuerza para hacer las mismas tareas. Esto ocasiona que la fuerza de trabajo se multiplique considerablemente y su producción diaria sea inmensamente mayor que en un país con una baja dotación de capital per cápita. A nivel agregado, este ejemplo permite visualizar cómo la acumulación de capital físico es una condición necesaria para el crecimiento económico y cuánto sirve para explicar la riqueza de las naciones.

La columna de hoy es la segunda parte de una trilogía que intenta explicar qué medidas concretas puede incorporar Uruguay para mejorar su tasa de crecimiento potencial, que plasmamos en el trabajo "El Uruguay que queremos". En este caso, nos centraremos en la importancia de la inversión como proceso que genera la acumulación de capital físico.

En Uruguay, el capital físico ha sido el factor productivo de menor aporte al crecimiento económico desde la vuelta a la democracia. En términos comparativos, la inversión equivale al 16% del PIB, mientras que, en países desarrollados, democráticos y pequeños similares al nuestro, el valor promedia el 24% del PIB. Este rezago limita las posibilidades de crecer más y mejorar las condiciones de vida de los uruguayos. Por todo esto, las propuestas planteadas se enfocan en mejorar la atracción de inversión extranjera, la construcción de infraestructura y el desarrollo del mercado financiero para aumentar la inversión.


Inversión Extranjera:

Las zonas francas han sido una herramienta clave por décadas para atraer inversión extranjera, proporcionando diversas exoneraciones y beneficios para captar capitales que de lo contrario no hubieran venido al país.

No obstante, ha cambiado el panorama global ante el proyecto BEPS que busca rediseñar el sistema impositivo internacional. La tendencia apunta, a pesar del freno generado por la administración Trump en Estados Unidos, hacia un escenario con menores posibilidades de exoneraciones fiscales para atraer inversiones, lo que exige a Uruguay un rediseño de su estrategia para captar inversión y que las empresas ya instaladas no pierdan el interés en operar en el país. Proponemos avanzar en una política de estímulos de índole compensatorio y de carácter general, dirigido a empresas de zonas francas que se encuentran en esta situación:

· Brindar estímulos a través de créditos fiscales. Implementar incentivos fiscales específicos por generación de empleo, por innovación de tecnología, por investigación y para la conversión en economía verde.

· Creación de un fideicomiso para las rentas de empresas que se le otorgan créditos en efectivo, que asegure que en un plazo de cuatro años se amortice la totalidad del aporte realizado.

· Impulsar medidas complementarias para flexibilizar los requisitos para los usuarios de las zonas francas.



Inversión en infraestructura:


Además de la inversión extranjera, contar con una infraestructura adecuada es necesario para el acceso a la energía, comunicación, agua y saneamiento, transporte, entre otros. Además, es un pilar fundamental para incrementar la productividad y la competitividad, aspecto en el que Uruguay también presenta carencias, pero que trataremos en la columna de la próxima semana.

Para mejorar la planificación y ejecución de proyectos, se ha impulsado la creación del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI), un organismo que busca centralizar y coordinar las políticas en esta área. Pero más allá de esta iniciativa, el país no cuenta con una planificación centralizada y coordinada, con visión de largo plazo. En este sentido planteamos:

· Crear la Agencia Nacional de Infraestructura. El objetivo principal es que se genere una planificación coordinada; mediante el diseño de un Plan de Infraestructura como eje de una política de Estado, coordinando las políticas con el sector público y privado para optimizar la ejecución de proyectos. De esta forma, se lograría centralizar la gestión evitando ineficiencias y aumentando la competitividad.

Más allá de esta propuesta, actualmente defendida por la Cámara de la Construcción, se plantea puntualmente:

· Incentivar una mayor conexión aérea. Para lo cual se propone premiar a las aerolíneas por pasajero adicional en función de lo obtenido en los años previos, mediante descuentos impositivos adicionales a pagar y promoción, enfocado en aeropuertos vecinos con alta conexión internacional: Buenos Aires, Santiago de Chile y San Pablo.



· Concretar la Hidrovía Uruguay-Brasil. Una hidrovía en la cuenca de la Laguna Merín permitiría transformar una de las regiones más pobres del país, y reducir significativamente los costos de transporte para cultivos de la zona.



· Transporte eficiente y logística. Continuar alta inversión en puentes y rutas para mejorar la conectividad interna, expandir la circulación de bitrenes y tritrenes y mejorar la caminería rural que genera cuellos de botella en la logística de la producción ante eventos climáticos adversos.

Mercado Financiero y de Capitales:


Por último, el desarrollo del mercado financiero y de capitales es esencial para el crecimiento económico. La contracara de la inversión es el ahorro, y en Uruguay existen dificultades para conectar el ahorro de las familias con el desarrollo de las empresas nacionales. En nuestro país, el nivel de crédito es bajo y la intermediación bancaria es costosa debido a regulaciones que exigen altos niveles de liquidez y cargas tributarias elevadas. A su vez, el mercado de capitales se encuentra muy poco desarrollado, lo que se manifiesta en la poca profundidad de sus transacciones. La alta dolarización y la variabilidad del tipo de cambio dificultan aún más esta situación. Por lo tanto, para revertir esta realidad, se propone:

· Eliminación del impuesto sobre el patrimonio de los bancos, casi único a nivel global, que reduce los niveles de crédito a nivel agregado en la economía.

· Flexibilización de normas para que las Pymes puedan cotizar en bolsa y estimular el mercado de capitales. Actualmente existen costos asociados y regulaciones que dificultan sobre todo a las pequeñas empresas, lo que impide su salida al mercado de capitales y perjudica el crecimiento. La exoneración del IRPF a los intereses generados por emisiones locales, que no se presenta en títulos públicos, implica un estímulo para que más ciudadanos inviertan en empresas uruguayas y generaría beneficios superiores a sus costos.

Nos encontramos la próxima semana con la última columna dedicada a propuestas para aumentar la productividad, a través de políticas que promuevan la investigación y desarrollo y propuestas que apuntan a tratar las causas que hacen a Uruguay un país caro y poco competitivo.

(*) En base al trabajo que obtuvo el primer premio de la Academia Nacional de Economía 2024; sus autores son Martín Alesina, Camila Pazos, Juan Andrés Sainz y Nicolás Vidal.



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