José Carlos SaavedraSocio de Apoyo Consultoría
El año comenzó con una paradoja sobre cómo sienten las familias la economía. A escala individual perciben mejoras, pero a escala colectiva consideran que el país retrocede. La clave para resolver este acertijo está en entender las implicancias que la mejora de la economía y el deterioro de la política tienen sobre las familias.
Hacia el cierre del 2024, se notó un alivio en la situación económica de los hogares. La capacidad adquisitiva mejoró el año pasado por dos razones. Primero, la inflación promedio se moderó, pasando de 6,3% en el 2023 a 2,4% en el 2024, lo que redujo la presión sobre los presupuestos familiares. Segundo, el empleo formal privado creció desde la segunda mitad del año pasado, impulsado por el rebote agroexportador y la mejora paulatina en la inversión privada.
Estos avances han reducido la percepción de deterioro económico. En diciembre del 2023, el 47% de los peruanos afirmaba que su situación había empeorado; un año después, esta cifra cayó al 32%, según una encuesta de Ipsos encargada por Apoyo Consultoría. La mejora fue más notoria en los sectores de menores ingresos, particularmente favorecidos por la caída en los precios de alimentos perecibles, que representan una proporción importante de su gasto, y por la recuperación del empleo en agro y construcción.
Más importante aún, las expectativas de las familias han mejorado. Un 41% de los hogares espera que su situación económica mejore en los próximos 12 meses, el nivel más alto en años recientes, sobre todo en el segmento socioeconómico E.
Todo indica que el crecimiento del empleo y los salarios reales se consolidará en el 2025, con un mayor impulso proveniente de los sectores de menores ingresos. Esto favorecerá el gasto en rubros como alimentos, vivienda social y mejoramiento del hogar, y contribuirá a reducir en algo la desigualdad y la pobreza monetaria.
Sin embargo, a pesar de estas mejoras individuales, la mayoría de las familias no percibe que el país esté progresando. De hecho, el 63% de los peruanos cree que el país está retrocediendo, un nivel de pesimismo mayor al registrado durante la pandemia.
Esta sensación responde, en gran medida, al evidente deterioro político e institucional. El gobierno de Dina Boluarte y el Congreso cerraron el 2024 con niveles de aprobación históricamente bajos, convirtiéndose en el gobierno más impopular de América Latina. Esto es el reflejo de la incapacidad e indolencia del Estado para atender las demandas ciudadanas, especialmente en materia de seguridad, cuyo deterioro ha llevado, por ejemplo, a que los peruanos salgan a la calle con menor frecuencia, eviten salir después de cierta hora o cambien sus rutas habituales.
Así, mientras la economía muestra señales de recuperación, la sensación de retroceso colectivo y la crisis de confianza persisten. Pero no hay cuerdas separadas, sin mejoras en el panorama político e institucional, la recuperación económica, tanto a escala individual como colectiva, se verá muy limitada e incluso podría revertirse.
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