Elusión
El Gobierno, desde su derrota constitucional de septiembre de 2022, ha eludido explicar con claridad al país sus objetivos, porque sigue aferrado a materializar lo que fue rechazado en aquella ocasión
El Gobierno, desde su derrota constitucional de septiembre de 2022, ha eludido explicar con claridad al país sus objetivos, porque sigue aferrado a materializar lo que fue rechazado en aquella ocasión. Y vaya que le ha ido bien. Poco a poco ha avanzado en la dirección deseada. No a la velocidad rupturista que planteaba en sus comienzos, sino haciendo sutilmente que los caminos se orienten paulatinamente hacia las metas que han planteado siempre.
El palabrerío, las medias verdades, el desdecirse introduciendo mayor confusión y otras técnicas elusivas, le han permitido estos avances. En este camino ha sido bien acompañado por una oposición que elude defender al país de los afanes refundacionales rechazados.
En las últimas semanas hemos visto este espectáculo de manipulación de la información para engatusar (que me perdonen los gatos) durante la discusión de las pensiones mientras se escondía la bancarrota fiscal, a la vez que se inventaba todo tipo de resquicios presupuestarios en otros temas con el mismo objeto. Los traspasos de la Corfo no son ajenos a estos tejemanejes.
También el intento de manipular el padrón electoral para eliminar votantes que no le serían adeptos. Eludir las sentencias judiciales para no cumplirlas, como es el caso de la megaocupación de San Antonio, o el caso de Dominga y el Primer Tribunal Ambiental de Antofagasta. También desalojar al general Baquedano haciendo que no parezca una decisión del Gobierno, sino diluyéndola en el laberinto infinito de la burocracia.
Desentendiéndose de la gravedad del hacinamiento y pérdida de control en las cárceles, atestiguado por la sucesión de suicidios en su interior, además de la preeminencia que ha adquirido la narcodelincuencia dentro de ellas. El uso torcido de las estadísticas para esconder el fracaso de la reconstrucción de las poblaciones viñamarinas incendiadas hace un año. Suma y sigue.
Lo peor de todo es que esta serie interminable de infortunios dificulta percibir y valorar las acciones positivas de los chilenos. El grande exitazo del Buinzoo y su impacto en la población que lo respalda en forma masiva; el Jardín Botánico de Viña del Mar, donde también el público alienta esa gestión resiliente. Y tantos otros casos anónimos similares.
Chile es producto de la acción de millones de compatriotas vivos y muertos. La oposición no puede seguir eludiendo exigir respeto al país por parte del grupo de audaces y falsos iluminados que busca descarrilarnos abusando del poder político.