Viernes, 09 de Mayo de 2025

Recorrido por las exposiciones de marzo: Mirar lo que usualmente no se ve

ChileEl Mercurio, Chile 18 de marzo de 2025

Prestarles atención a quienes no brillan en los monumentos, o apreciar cómo luces y sombras propician nuevas formas de entender un espacio y conectarse con lo inmaterial. Ambas posibilidades existen en tres muestras del mes. Aquí, un vistazo.

Los ojos tardan un par de minutos en vislumbrar algo entre la penumbra, y el cuerpo demora lo mismo en tomar confianza para avanzar sin zapatos y sobre una superficie blanda por la capilla del Centro Cultural Montecarmelo. Recién entonces se hace evidente la estructura central de "In nomine lucis". Liviana, geométrica y sutilmente iluminada, fue construida por David Scognamiglio (1980) a partir de delgados hilos de fibra óptica con el propósito de poner en tensión los límites entre lo visible y lo que no podemos percibir con la mirada, sino que a través de otros sentidos, niveles de contemplación, estados. El artista nacido en Italia ideó la obra especialmente para el edificio, tras una investigación que cruzó la historia y las líneas arquitectónicas del templo con un tema que él acostumbra a trabajar: la luz.
"Era esencial para mí la condición de crear una obra que no fuera simplemente presenciar y entender. Quería algo mucho más profundo. Aquí es necesaria una experiencia corpórea: debe generarse un cuerpo a cuerpo con la instalación. El piso, que es como un fieltro, obliga a desacelerar, y esa inestabilidad es la primera entrada para conectarse con lo espiritual e invisible. Entrar a una contemplación no-operativa", explica Scognamiglio, quien se formó entre Barcelona, Florencia y Santiago. En su quehacer aborda la luz con diversos materiales: led, fuego, hilo incandescente de las estufas eléctricas o, ahora, fibra óptica.
Aunque "In nomine lucis" está emplazada en una capilla, el artista aclara que la obra no proviene de un interés por las religiones como estructuras ni códigos: "Siento que vivimos un distanciamiento de la religión. Entonces me pregunto, más bien, de qué manera el ser humano puede seguir relacionándose o cuestionando la esfera de lo invisible, lo divino, lo sagrado sin necesariamente recurrir a ella". Su exhibición se podrá visitar hasta el sábado 3 de mayo.
Otra transformación ambiciosa del espacio expositivo se vive en estos días, y hasta el 28 de abril, en la Galería Gabriela Mistral (GGM). En "Cabaña", el artista visual, animador y cineasta Marcos Sánchez (1980) presenta una experiencia inmersiva confeccionada con animación, video y murales. En una sala de la galería se despliega una animación de cinco minutos en loop , que ocupa todas las paredes para presentar la vista que se tiene al mirar desde dentro de la cabaña hacia afuera, el bosque. El refugio aparece, así, como concepto crucial, mientras se invierten las lógicas del espacio arquitectónico: quienes caminan por afuera de la galería -que usualmente funciona como una vitrina hacia la Alameda- ahora no ven la muestra fácilmente, pero si se acercan al vidrio, encuentran unas mirillas hacia el interior que, en realidad, es otro "exterior": la animación del bosque.
"La cabaña -explica Sánchez- es una metáfora bastante general que habla de nuestra propia percepción, o individualidad, así como del lugar de refugio, o lo que nos divide de lo que está fuera, de los otros, de la naturaleza... Una idea suficientemente amplia para que el espectador busque lo que le interesa. No quiero forzar lecturas".
Como animador y pintor, Sánchez explica que hace tiempo quería desarrollar una propuesta inmersiva: "Me gusta la idea de lo sensorial, que el arte entre por varios sentidos. Sé que hay muchos más niveles de lectura, pero ese es esencial para mí: que a los espectadores primero se les genere una seducción, una reacción directa y visceral, porque eso activa luego sus pensamientos en torno a la obra. Otra cosa interesante aquí es cómo una realidad ficticia, creada desde la cabeza de cuatro animadores, puede parecer súper natural y sensorial, capaz de emocionar".
También un cambio de foco instaló Luis Montes (1977) en la Galería Patricia Ready. Hasta el 14 de abril, y con curaduría de Juan José Santos, el artista exhibe "Post Mortem", una selección de obras que en vez de relevar a los héroes de pinturas y monumentos, resalta a quienes la historia suele dejar al margen: los caídos. "Siempre he trabajado en torno al monumento. Una característica es el homenaje al héroe, pero cuando uno mira representaciones pictóricas y esculturas, uno encuentra estos detalles, que son como los márgenes de la historia y tienen que ver con los caídos y derrotados. Es interesante pensar que para estar sobre un pedestal la condición es la muerte carnal", afirma Montes.
Al centro de la sala principal de la galería, el autor exhibe "Padre de la Patria" (2019), una escultura elaborada con resina poliéster, que alude al monumento situado en la Plaza de la Ciudadanía, pero excluye a O'Higgins para centrarse en el soldado español derrotado a sus pies. También muestra ocho impresiones digitales que contienen pinturas de batallas históricas, pero que resaltan la presencia de algunos caídos, y cuatro relieves modelados bajo la misma lógica.
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