Martes, 15 de Abril de 2025

CRÓNICA

PerúEl Comercio, Perú 13 de abril de 2025

Si en el Congreso hay un rompan filas para interpelar a ministros, en el Gabinete hay otro rompan filas para escoger la forma y el tono para defenderse.

Por FERNANDO VIVASPeriodista



Gustavo Adrianzén reaccionó con desdén cuando se aprobó la moción de interpelación que corrió Edward Málaga. Tiene que haberle sacado pica que ni siquiera fuese el esfuerzo concertado de dos o tres bancadas, sino un no agrupado tirando un dardo al bull. Luego, contemporizando, dijo: ?La tengo que ver como una oportunidad?. Y la tuvo el miércoles. Batió el récord de cinco horas del mensaje de Dina el pasado 28 de julio. La verborragia tuvo un toque de estrategia: si nadie te hizo caso, ¿cómo justificarían tu censura?





?Espero esto sirva para que los verdaderos responsables, los criminales, estén bajo las rejas?, escupió el ministro de Salud, César Vásquez, al enjambre de micrófonos que le preguntó el martes pasado por la quinta muerte causada por suero fisiológico malogrado. Le repreguntaron quiénes son los criminales y respondió al toque: ?Lo he dicho, los dueños de Medifarma y la clínica Sanna?. Una semana antes despidió en vivo y en directo a Sonia Delgado, jefa de la Digemid, que tan solo tenía dos días en el cargo.





Vásquez es el mejor ejemplo del feudo ?ya ni cuota partidaria? en que se puede convertir un ministerio en la era de Boluarte. Un caso anterior, que se desbordó ante todos los poderes salvo ante Dina, fue el ex-Mininter Juan José Santiváñez. El Ejecutivo se individualiza y caotiza a un año de las elecciones. Pero peor es el Congreso, eh. La Mesa Directiva y la Junta de Portavoces son incapaces e indolentes ante la confluencia atropellada de cinco interpelaciones (Adrianzén, Vásquez, Leslie Urteaga del Midis, Morgan Quero de Salud y Raúl Pérez-Reyes del MTC) que pueden bajarse la llanta unas a otras. Una fuente del Ejecutivo me dijo: ?Esta coincidencia de interpelaciones acá se interpreta como un anticipo de lo que se viene en año preelectoral?.





Pero, a pesar de estar advertidos, más allá de una recomendación general de acatar el fuero parlamentario ??respetamos las decisiones del Congreso y acudiremos cada vez que nos llamen a dar explicaciones bla, bla, bla?? hay una sensación de sálvense quien pueda. Cada ministro escoge sus armas y dispara a discreción. Vásquez, el más político del lote (fue miembro de la comisión política de APP), pequeño y con voz de pito, brinca y hace más bulla que un león rugiendo contra empresarios.





Leslie Urteaga del Midis no tiene la bilis política de Vásquez, pero no se queda atrás. Cuando estalló la nueva oleada de intoxicaciones en el programa Wasi Mikuna, supo que no bastaba cambiar el nombre como hizo su predecesor Julio Demartini a Qali Warma. Entonces anunció su ?extinción?. Indagué en el Midis y esta fue la respuesta: ?Se oficializará la declaración de emergencia del servicio alimentario escolar y la extinción del programa tal y como lo conocemos; es decir, arrastrando modos de compra que no garantizan la vigilancia [?]. Se están evaluando nuevas modalidades que incluyan la entrega de alimentos frescos?. O sea, si Julio hizo un retoque semántico, Leslie sacará los piojos de raíz; ese es el mensaje para conjurar la censura.





?Ataquen nomás?





Una fuente que ha sido del Gabinete me dijo que Dina solía decirles a los ministros, en pleno Consejo, que ?si atacan a uno atacan a todos?. La consigna, además de obvio llamado a la solidaridad entre pares, tiene dos extensiones: ?Si defiendes a otro ministro, con mayor razón me tienes que defender a mí, y si te tienes que defender tú, hazlo con uñas y dientes?. Esto último no tiene que repetírselo nadie a Quero. Hará alguna declaración altisonante que desvíe la atención desde el control político de su gestión técnica hacia su lengua distractiva.





El control de daños posescándalo y preinterpelación/censura de los ministros es, pues, una manifestación del caos. Si el ministro no tiene la muñeca o las ganas para defenderse en clave alta, como presumo es el caso de Pérez-Reyes, pues tiene coordinadores parlamentarios que lo hacen por él en el mercado persa de los cambios de opinión en el Congreso. Con promesas ?y uno que otro favor concreto? de atención a sus intereses regionales, el congresista es convencido de retirar su firma de una moción o votar en contra de aquella o ausentarse. Mi colega Martin Hidalgo ha cuantificado el volumen de este mercado en los dos últimos años de Boluarte: hubo 33 mociones (de vacancia, censura o interpelación) y 50 congresistas que retiraron sus firmas en 106 ocasiones. Parte sensible de la relación entre Ejecutivo y Legislativo se realiza entre coordinadores parlamentarios y asesores de congresistas. No es algo nuevo pero es más individualizado ahora que contamos con bancadas ?coworking? como la de Podemos.





Ministros y congresistas no quieren pelear ni dejarse llevar por candeleros. La confluencia de interpelaciones es cierto que puede verse ?y así lo ve el Ejecutivo? como un rompan fuegos preelectoral. Pero hasta ahora son fuegos artificiales. Mis fuentes descartan que el gobierno piense en hacer cuestiones de confianza. En el fondo, hasta los interpeladores quieren mantener el statu quo armónico entre poderes. Esto se vio con claridad el viernes, cuando los miembros de la Comisión de Fiscalización dejaron solo a su presidente Juan Burgos para que interrogara al cirujano plástico Mario Cabani. ¡Era el invitado estrella! Como si la coalición mayoritaria hubiera atendido el último mensaje de Dina: ?Interpélenme a los ministros, métanme cocachos, pero en la cara no?.

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