Meité y Traoré aprendieron español en tiempo récord y se adaptan a las diferencias que encontraron en el fútbol de Uruguay. De jugar en la calle en África al asado, el mate y la plena. Conocé su viaje
A 460 kilómetros de distancia se encuentran Lopou y Pinhou, dos rincones de Costa de Marfil donde nacieron Yacouba Meité (20) y Modibo Traoré (21). En poco tiempo, estos talentos africanos vivieron más de lo que muchos futbolistas experimentan en toda una carrera. Sus caminos se cruzaron en la Leader Football Academie y guiados por un representante italiano, Stefano Zambetti, llegaron a Plaza Colonia en una historia de adaptación, hermandad y sueños compartidos.
Mon frére: un hermano del corazón y unos buenos amigos
"Siempre estamos juntos, es como un hermano del corazón para mi", dice Yacouba sobre Modibo con quien vive en Colonia y superó las primeras dificultades al llegar a Uruguay.
Apenas cumplieron su mayoría de edad, llegaron al Patablanca y Sebastián Díaz, actual entrenador, acompañó en un camino que tuvo de todo: desde un descenso a volver campeones a la A. "La verdad es admirable en el poco tiempo que están cómo aprendieron español. Te vas a sorprender", advirtió el DT que describió a Meité como un mediocampista de "mucha técnica y despliegue" y a Traoré como "un defensor central veloz y fuerte".
"No entender nada de español, era muy difícil, pero fuimos con un profesor. Después la técnica la tenemos, sabemos jugar y estamos bien físicamente", destacó Yacouba que recordó sus inicios de niño y lo bien recibidos que fueron en Colonia donde también otros hermanos. "Con Matías Velázquez nos llamamos 'mon frére', también con Miqueas Redín. Significa 'mi hermano', en francés. Son mis mejores amigos acá", confesó Meité que se ríe cuando habla con Federico Pérez, gerente deportivo de Plaza, con quien tiene permanente contacto, y este siempre le dice: "¡Papá! ¿Qué pasó?".
Sus raíces y las diferencias del fútbol africano y el uruguayo
Sus inicios fueron callejeros, como suele suceder en tantos países de África. "Jugaba mucho en la calle hasta que llegué a la academia, y ahí empecé a jugar en una cancha", rememoró Yacouba, que en su país no llegó a disputar campeonatos oficiales: "Allá se aprende mucho a jugar, a tener tenencia de pelota, salida. pero acá es diferente. Todos quieren los tres puntos y es lo más importante. Acá el fútbol es muy agresivo. Tenés que jugar rápido, no hay tiempo, hay que correr, correr y correr".
De niño le decían Messi o Robben, por su perfil, pero todo cambió cuando creció y empezó a ver más fútbol. "Me gusta Camavinga. Tiene mucha técnica, juega en mi posición y también es zurdo", dijo el marfileño que ya tiene cosas de charrúa. A donde va lleva su matera y... "¡Pah! ¡Sí, asado! Hacemos nosotros también, hacemos siempre asado en el club a fin de mes y para festejar cumpleaños". La música también los acompaña día a día entre las prácticas y el gimnasio y, además de escuchar ritmos de Costa de Marfil y Francia, en lo de Yacouba y Modibo suena plena.
Sueños: un nuevo desafío y un gran objetivo
"Siempre hablamos con la familia. A la tarde los llamamos. Tengo hermano, hermana y mamá, pero mi papá no está más. Tengo un sobrino que también juega, es volante, con las dos piernas. Está en la academia, sigue mis pasos", contó Meité con el mismo orgullo que lo remonta a su mejor momento en Plaza. "Cuando salimos campeones en la B gritábamos, festejábamos, bailábamos. Estábamos arriba del ómnibus y pasaba la gente feliz por lo que hicimos".
El presente los tiene enfocado en sumar minutos en Deportivo Colonia, donde están a préstamo, pero el sueño es mucho más grande. "Siempre jugamos para crecer, para encontrar buenas oportunidades". ¿Y la selección de Costa de Marfil? La respuesta es rápida y firme: "¡Obvio! Ese es el sueño de todo jugador. Estoy seguro que va a ser".