Jueves, 17 de Julio de 2025

Una primaria reveladora

ChileEl Mercurio, Chile 1 de julio de 2025

Los gobiernos que tienen bajos niveles de popularidad, que enfrentan una economía poco dinámica y con alto desempleo, y que, además, han tenido dificultades para lidiar con la seguridad pública tienen pocas posibilidades de reelegirse

Los gobiernos que tienen bajos niveles de popularidad, que enfrentan una economía poco dinámica y con alto desempleo, y que, además, han tenido dificultades para lidiar con la seguridad pública tienen pocas posibilidades de reelegirse. La evidencia comparada es demasiado contundente como para negar ese hecho. Los resultados de la primaria del domingo parecerían confirmarlo. Desde luego, la baja participación es un indicador de ello. Los votos del antiguo pacto Apruebo Dignidad -la suma de Jara y Winter- fueron casi 50 por ciento menos que los de la primaria de 2021 que enfrentó a Gabriel Boric y Daniel Jadue. Ello sugiere una caída significativa de la confianza en ese sector político. El Socialismo Democrático, en tanto, aportó menos de la mitad de la votación de sus aliados actuales. Esto último quizás se explique porque sus votantes no estuvieron interesados en avalar la actual alianza con Apruebo Dignidad.
Los mismos elementos que explican la baja participación también permiten entender por qué la candidata triunfadora fue la representante de una izquierda más extrema. En efecto, mientras menor es la votación de un sector, más probable es que las posturas menos centristas obtengan un triunfo. De hecho, Jeannette Jara obtuvo apenas 130 mil votos más que Daniel Jadue, a pesar del derrumbe en la votación del candidato del Frente Amplio. Así, la idea de que la personalidad de la abanderada del PC haya sido determinante en el resultado es una hipótesis interesante, pero no definitiva. La dinámica de este proceso político y la limitada convocatoria pueden ser suficientes para explicar los números del domingo.
Se ha cuestionado, por otra parte, la capacidad de movilización de los partidos en esta elección. Pero, en momentos en que la popularidad del Gobierno está muy afectada, ¿no era eso acaso esperable? Más todavía si los votantes tienen una débil identificación con ellos. Así, todo indica que los resultados encuentran explicaciones relativamente tradicionales. Por cierto, en el margen, puede haber explicaciones complementarias, aunque no son indispensables para comprenderlos. La tarea para los distintos movimientos del oficialismo es ahora intentar vislumbrar el futuro que les espera. Desde luego, el Frente Amplio debe preguntarse qué hacer para no quedar en la irrelevancia, como le ha sucedido, por ejemplo, a Podemos, en España. Tiene, ciertamente, figuras políticas interesantes, como el alcalde de Maipú o las alcaldesas de Viña y Valparaíso, pero el éxito relativo de ellos se explica porque sus agendas no tienen un evidente tinte frenteamplista.
En cuanto al Socialismo Democrático, ostenta una historia mucho más larga y, luego de su proceso de renovación en los 70 y 80 del siglo pasado, había encontrado un sello propio que lo fue acercando a los socialismos europeos y que le permitió tener una influencia significativa en la política chilena. Ese sello -como se aborda en esta misma página- se ha diluido completamente, proceso que comenzó con la Nueva Mayoría y se acentuó en la actual coalición gubernamental, en un fenómeno que también arrastró a su aliado de las últimas décadas, el PDC. Es difícil que logre reinventarse como parte de la coalición actual. En el corto plazo, sin embargo, está comprometido por la primaria, con el riesgo de quedar aún más disminuido.
La elección del domingo, si bien fue voluntaria, situó la votación de Jara en un 5,3% del padrón. Es un porcentaje no demasiado distinto del que históricamente ha obtenido el PC. Por cierto, con voto obligatorio y como única representante oficialista, su votación va a crecer de manera importante, pero parece difícil que pueda llegar a los aproximadamente 7,5 millones de sufragios que necesitaría para vencer en segunda vuelta. Incluso pasar al balotaje puede no ser sencillo, sobre todo si se multiplican candidatos en el centro atraídos por la baja participación en el oficialismo. Así, un número acotado de postulantes en la papeleta pasa a ser crucial para las posibilidades de Jara. Su carisma puede ayudar, pero no es suficiente. Requiere de una agenda muy distinta de la que ha enarbolado tradicionalmente su partido, pero también el gobierno actual. La tarea es compleja.
Para tener opciones, Jara requiere de una agenda muy distinta de la que han enarbolado su partido y el gobierno actual.
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