Domingo, 27 de Julio de 2025

¿Estabilidad en los instrumentos o en los resultados?

ArgentinaLa Nación, Argentina 25 de julio de 2025

Luis Caputo, como todos los ministros de Economía, debe hacer equilibrio entre instrumentos y resultados Cómo voy a poder decidir una inversión si no sé cuánto aumentarán el PBI y los precios, y cuál será la política impositiva municipal, provincial y nacional, durante la vida útil del proyecto? En los modelos más simplificados, en los cuales la estructura económica es estable, no existen sorpresas políticas y cambios imprevistos en las circunstancias, y por ende se pueden satisfacer estos requerimientos de manera razonable

Luis Caputo, como todos los ministros de Economía, debe hacer equilibrio entre instrumentos y resultados



Cómo voy a poder decidir una inversión si no sé cuánto aumentarán el PBI y los precios, y cuál será la política impositiva municipal, provincial y nacional, durante la vida útil del proyecto? En los modelos más simplificados, en los cuales la estructura económica es estable, no existen sorpresas políticas y cambios imprevistos en las circunstancias, y por ende se pueden satisfacer estos requerimientos de manera razonable. La realidad es mucho más compleja por lo cual, con frecuencia, el ministro de economía de un país tiene que optar entre modificar algunos instrumentos, para mantener los resultados, o por el contrario sacrificar algunos logros, para mantener la palabra empeñada en materia de instrumentos.

Para saber más sobre esto conversé con el norteamericano Leon Hirsch Keyserling (1908-1987), quien estudió leyes en Harvard y después economía en Columbia, siendo particularmente influido por Rexford Guy Tugwell. A partir de 1933 trabajó como asistente del senador Robert Ferdinand Wagner en el diseño de las leyes de Recuperación de la Industria Nacional y Vivienda en los Estados Unidos. Según Lynn Turgeon, "no se consideraba ni un keynesiano ni un poskeynesiano, sino un pragmático". Fue el último titular del Consejo de Asesores Económicos (CAE) del presidente Harry Truman. Al ser el primer y último titular del CAE que no tenía un doctorado en economía, generó considerable oposición a su nombramiento por parte de la comunidad académica.

-Su relación con el CAE fue estrecha, según describe Turgeon.

-Así es. Participé en la redacción de la Ley de Empleo de 1946, que dio origen al CAE. Fui subtitular de dicho organismo, bajo Edwin Nourse. A fines de la década de 1940 él estaba preocupado por la inflación, y yo por la recesión. La recesión de 1949 me dio la razón, por lo cual él renunció y yo lo sucedí. Nourse concebía un CAE apolítico, yo creía que tenía que acompañar el enfoque económico del presidente de turno. Con la elección presidencial de Dwight David Eisenhower el CAE casi desapareció, porque los republicanos creían más en el mercado que en el planeamiento gubernamental. Eventualmente fui reemplazado por Arthur Frank Burns, mostrando que la titularidad del CAE debía estar en manos de alguien que sintonizara con el presidente de la Nación.

-Para la toma de decisiones individuales es deseable que tanto las políticas públicas como los resultados macroeconómicos sean estables y, por consiguiente, predecibles. ¿Es esto posible?

-Lo de la deseabilidad es obvio, pero merece ser recalcado. Quien está pensando en instalar una heladería, ya bastante tiene con las dudas que se plantea por la demanda, no de helados en general, sino por la de los que vende él; por el costo de la crema y el chocolate; y por el salario de su asistente; como para encima no poder dormir de noche pensando el futuro de las tasas municipales del domicilio del local, o si a algún funcionario, en el nombre de la defensa de los derechos del consumidor, se le ocurre crear la Dirección Nacional del Tamaño de los Cucuruchos.

-Aclarado lo de la deseabilidad. ¿Es posible?

-En una estructura económica estable, en un contexto sin sorpresas generadas por la Naturaleza, o los diferentes grupos de presión, es posible. En la realidad, no es nada fácil.

-Lo cual compromete la credibilidad de la palabra de los funcionarios.

-Déjeme darle un ejemplo de actualidad. El presidente Javier Gerardo Milei acaba de decir que cuando termine de eliminar las retenciones a las exportaciones, la referida eliminación será definitiva. Una suerte de "nunca más" en materia de impuestos a la exportación.

-¿Cuál es el problema?

-Por empezar, debería decir "eliminación definitiva, mientras yo sea el presidente de la Nación"; porque sólo Dios sabe en qué puede consistir la política económica cuando él o alguien que comulga con sus ideas dejen la función pública.

-Me quedo tranquilo, porque para esta eventualidad faltan varios años.

-Permítame que lo intranquilice. La actual política económica, simplificando al máximo, es equilibrio fiscal más Federico Sturzenegger. Lo cual quiere decir que se privilegia la estabilidad del resultado, a la estabilidad de los instrumentos. A lo más, el actual presidente de la Nación podría decir "si por alguna razón necesito más ingresos fiscales, la reposición de las retenciones a las exportaciones figurará al final, y no al principio, de mi lista de alternativas".

-Me deja frío.

-No veo por qué. No estoy haciendo pronósticos, estoy ayudando a entender. La pretensión de cada sector, de cada región, y de cada jurisdicción (Nación, provincias y municipalidades) es que el ajuste de gastos recaiga sobre los otros, y el alivio impositivo sobre cada uno de ellos. Es entendible; como también es entendible que quien tiene una responsabilidad ejecutiva, en el plano decisorio no se puede dar lujos que sí se pueden tomar quienes conversan con parientes o amigos, conducen un programa periodístico o integran un cuerpo colegiado, como es el Congreso de la Nación.

-Las luchas referidas al plano fiscal son intensas.

-Lo único que cabe desear es que sean incruentas. Pero son inevitablemente intensas. Equilibrio fiscal es compatible con muchas cosas: con reducciones de algunas alícuotas impositivas, aumento de otras, reducción de algunos gastos públicos, aumento de otros. Nadie puede ser tan abnegado para declarar, al menos públicamente, que claramente otros merecen pagar menos impuestos, o recibir más gasto público, que uno mismo. Todas las versiones que se ventilan públicamente son conmovedoras e individualmente fundadas. ¿Escuchó usted, en radio o TV, hablar a algún ñoqui, o beneficiario de algún régimen especial de jubilación, que en la Argentina hay más de 200? Repito, más de 200; lo aclaro porque el lector puede pensar que hay algún error tipográfico.

-¿Cómo se adoptan las decisiones de inversión en un contexto incierto?

-Según muchos analistas, es imposible, dadas las dudas existentes. También es imposible andar en bicicleta, dada la notable cantidad de ecuaciones que hay que resolver, a gran velocidad, para mantener el equilibrio. Afortunadamente, quienes toman decisiones elucubran menos y actúan más.

-Explíquese.

-El acto de inversión es instrumental; nadie instala una heladería porque le gusta comer helados. Pero comienza con una visión. "Cómo es que no haya una heladería aquí" se pregunta el empresario innovador. Después vienen los análisis, las averiguaciones, la búsqueda de financiamiento. Después; y una vez lanzada la iniciativa, resolver la multitud de cuestiones no previstas, más las que agrega la realidad presente y futura.

-Don Leon, muchas gracias.
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