Contenidos internacionales y escasas referencias a Chile: así ha sido el aterrizaje de la TV rusa en el país
El 16 de junio pasado, la programación de Telecanal cambió
El 16 de junio pasado, la programación de Telecanal cambió. De teleseries y dibujos animados pasó a transmitir contenidos prorrusos con el arribo de la cadena de televisión del Kremlin, Russia Today (RT).
El Polígrafo analizó las transmisiones del canal durante una semana, las que se dividen en bloques de 30 minutos repartidos en secciones de noticias, entrevistas, documentales y programas.
Respecto de las noticias, cerca de un 40% son en contra de Estados Unidos y del Presidente Donald Trump, un 20% en oposición a Israel y su primer ministro Benjamín Netanyahu y un pequeño porcentaje en contra de Ucrania y su Mandatario Volodimir Zelenski, además de contenidos sobre América Latina.
La forma en como se cubren las noticias es peculiar: a cada nota se añade la visión de un experto que declara en contra de Washington y sus políticas.
Otra de las cosas curiosas es que durante las transmisiones el canal muestra las horas de ciudades como Moscú (Rusia), Buenos Aires (Argentina), Ciudad de México (México), La Habana (Cuba) y Caracas (Venezuela), además de noticias en la cinta informativa, las cuales las mayorías de las veces hacen alusión a EE.UU., Ucrania e Israel.
RT transmite también documentales contra occidente. Por ejemplo, uno sobre la penetración de las drogas en Filadelfia, otro sobre "sectas creadas por la CIA" en Ucrania y uno que denuncia la supuesta persecución de personas por su origen ruso.
En el período observado se hizo escasa referencia a Chile: la semana pasada hubo una nota sobre la cumbre Democracia Siempre, y además en su página web se pueden encontrar algunos reportajes, entre ellos, uno sobre el triunfo de Jeannette Jara en las primarias oficialistas y otro de 8 minutos, emitido el 7 de julio, en el que se plantea que la llegada a Chile del canal ha causado polémica y que en el país existe una "campaña antirrusa", entre otras emisiones.
"La aparición del medio ruso en la televisión chilena no estuvo exenta de una campaña antirrusa de desprestigio por parte de políticos y medios proccidentales. Sin embargo, es evidente que el canal de televisión ruso RT ya es popular en Chile y está aumentando su audiencia", afirma en la nota María Zajárova, representante del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia.
"Polarizar al público objetivo"
"La expansión del Kremlin es un hecho muy preocupante. Es cierto que profesionales de la información, como periodistas fact checkers o expertos en desinformación, podrán descubrir las mentiras de RT con bastante rapidez; muchas de ellas son bastante repetitivas y ya habían sido desmentidas hace una década. Sin embargo, lamentablemente, eso no impide que se propaguen entre el resto de la población", dice Jakub Kalenský, periodista checo director adjunto del COI Hybrid Influence, organización internacional que lucha contra las amenazas híbridas (desestabilización de un objetivo).
"Por lo que hemos visto en la última década, la maquinaria de desinformación del Kremlin se basa en el volumen más que en la veracidad; funciona según el principio goebbeliano de 'repite una mentira cien veces y se convierte en verdad'", dice.
De la misma forma opina Ian Garner, especialista canadiense en propaganda, medios de comunicación y cultura de guerra rusos: "Si uno lo observa más de cerca, se dará cuenta de que no se trata solo de televisión o de medios tradicionales: el fenómeno ocurre en paralelo en otros espacios. Y esto ya lo hemos visto en EE.UU., Canadá, toda Europa, África y Medio Oriente: sembrando las mismas noticias falsas, mentiras y desinformación en línea".
"Dondequiera que Rusia decide difundir su propaganda y desinformación, los mecanismos son los mismos: polarizar al público objetivo, enfatizar las quejas y los desacuerdos, debilitar a la población objetivo, dirigir su odio contra Occidente, contra la democracia y las instituciones democráticas (ya sean ministerios, agencias gubernamentales o medios de comunicación serios y sólidos), contra los derechos humanos y contra el Estado de Derecho", afirma Kalenský.
Mientras que Garner advierte que "todo esto implica que, cuando dentro de la sociedad chilena -y esto no es algo exclusivo de Chile, pasa en todas partes- comienzan a circular ideas antidemocráticas, la gente empieza a sumarse a ellas. Se instala la sensación de que mucha otra gente también lo cree, y eso termina generando un conflicto interminable, donde nadie logra ponerse de acuerdo, nada parece resolverse, y se pierde la confianza en el Estado y en los demás. Eso puede llevar a los mismos grandes enfrentamientos que ya hemos visto en otros lugares".