Bolsonaro en el banquillo
En un país dividido, el impacto político del fallo será directo.
En un Brasil polarizado, se inicia el juicio contra Jair Bolsonaro y siete altos cargos de su gobierno -entre ellos, exministros y exjefes de las Fuerzas Armadas- por el supuesto intento de golpe de Estado tras las elecciones de 2022, para impedir que Lula da Silva asumiera el mando. El imputado niega los cargos y asegura que no hay pruebas en su contra, y menos para involucrarlo en un complot para asesinar al entonces presidente electo. Se espera un fallo de los cinco jueces del Tribunal Supremo antes del 12 de este mes. Y mientras el fiscal asegura que las pruebas son contundentes, otros sectores cuestionan a los magistrados por la cercanía de algunos con el gobierno: uno fue ministro de Justicia y otro abogado personal de Lula.
La justicia ha sido un actor importante de la política brasileña estos años, con magistrados mediáticos que hacen ostentación de su amplio poder. Algunos han tenido actuaciones polémicas, como la del juez Sergio Moro, quien, luego de poner a Lula en la cárcel, asumió como ministro de Justicia de Bolsonaro. O los jueces que posteriormente liberaron a Lula por "tecnicismos", lo que le permitió volver a postular a la Presidencia. Ese mismo caso Lava Jato, tan sonado, que involucró a Petrobras y a constructoras que pagaron coimas, terminó disolviéndose en un halo de amnesia judicial.
Los cargos que se le imputan a Bolsonaro son graves. Como supuesto líder de una organización criminal que habría intentado un golpe de Estado, puede enfrentar hasta 43 años de cárcel. La atención ha estado centrada en el caso, más aún después de que Donald Trump se involucrara, calificando el proceso de "caza de brujas".
Los aranceles impuestos a Brasil como sanción por la supuesta persecución a Bolsonaro y malas prácticas en el comercio con Estados Unidos han elevado la temperatura de las relaciones bilaterales, llevando a Lula a anunciar consultas con la OMC y a estudiar medidas de represalia. Con todo, Brasil está menos expuesto que otros países a los efectos de las tarifas de Trump, porque apenas entre el 13 y el 15% de sus exportaciones van a ese mercado, mientras, por ejemplo, a China se dirige el 28%. Además, la medida de Trump dejó exentos a 700 productos, como el jugo de naranja, la energía, los aviones y sus repuestos, entre otros ítems importantes. Sin embargo, la carne y el café estarán afectos, lo cual sí puede ser un problema más complicado.
A un año de las elecciones presidenciales, el juicio y sus consecuencias en las relaciones con Washington han agudizado las divisiones entre los brasileños, justo cuando comienzan los aprontes para posicionarse como candidatos. Lula resultó beneficiado por el impulso que la disputa con Trump dio a su popularidad, mientras en la oposición se inicia la competencia por perfilarse. Los hijos de Bolsonaro aspiran a que uno de ellos tome la posta, pero hay varios gobernadores, como el de São Paulo, con pretensiones de asumir el desafío. Y para ganarse el determinante voto bolsonarista, ya han adelantado que si es condenado, no dudarán en indultarlo.
La resolución judicial tendrá impacto directo en la política brasileña y eso no hace sino evidenciar la inmensa responsabilidad de los jueces de fallar con total independencia, evaluando en su mérito la acusación y abstrayéndose de cuáles puedan ser sus efectos electorales.