Pinocho y la antipatria
El presupuesto y un ataque a la identidad nacional conviven en la semana.
El mundo invadido por la inteligencia artificial que no respeta fronteras debe aferrarnos a los fundamentos de la nacionalidad. Porque el estado nacional, nuestra tierra, su leyenda, sus instituciones libres, el hogar de nuestros antepasados, nuestros padres y nuestra descendencia futura, es la protección moral e institucional cierta que tenemos, ante las alternativas invasoras llegadas de un mundo ancho y ajeno. Nos protege a "todos los habitantes del país" como reza la Constitución nacional, sin distinguir entre razas, sexos credos y diferencias de cualquier naturaleza.
Charlando con gente de sentido común, frecuentemente surge un comentario: "¡Qué suerte tuvimos que cuando la aftosa y la crisis financiera estaba Jorge Batlle!"; y "¡qué suerte que en la pandemia del Covid el Presidente era Lacalle Pou!".
Ambas referencias responden a que ante acontecimientos catastróficos como los citados, el Frente Amplio pregonaba en 2002 que Uruguay debía declararse internacionalmente en quiebra -"default"-. Y, que en 2020 ante el pánico universal de una enfermedad desconocida de proyecciones masivas y mortales, la banda "progresista" ¡incluyendo a médicos militantes antes que científicos! pedía se encarcelara al pueblo en sus casas, y se importaran vacunas rusas hasta hoy inexistentes para prevenir tragedias.
La renegociación de la deuda pública con Batlle, y la "libertad responsable", con Lacalle Pou -lo sabe la Historia- nos dieron a los uruguayos aire para seguir viviendo y salir con esfuerzo de tamañas circunstancias. Con "default" y vacunas rusas hoy estaríamos pidiendo agua por señas.
La diarquía -el gobierno compartido entre los comunistas jurásicos de Castillo, Andrade y Abdala y su Pit-Cnt, a un lado- y los socialistas prudentes conducidos por el Ministro Oddone por el otro, al presentar el proyecto de presupuesto nacional han dejado en claro que la prédica declamatoria frentista llevada adelante en la campaña electoral era puro cuento. Los aumentos salariales y las jubilaciones maravillosas eran mentira. Actualmente si alguien ve a Pinocho y su larga nariz por ahí. que nadie se llame a sorpresas.
Estos comentarios encuadran en una situación particular planteada a nivel de la educación pública. Que va en contra de la reafirmación de los valores nacionales. Grupos de activistas militantes -obviamente formados en los cuadros políticos leninistas, de lo que se llama "izquierda" en Uruguay, de cara a asambleas "técnico-docentes", a realizarse en este mes en el país, proponen suprimir actos tales como la Jura de la Bandera, de ocurrencia secular en las aulas y canciones tradicionales como la marcha a mi bandera.
Pertenecen a formaciones que desde los orígenes han usado a la enseñanza pública desde la primaria, pasando por la secundaria y llegando a la terciaria, violando la laicidad y militando en favor de internacionalismo totalitarios y fracasados. En línea con internacionales latinoamericanas totalitarias y populistas notorias. Es tan solo la renovación cultural de la agresión que supo llevar al país al ataque terrorista y el derrumbe de sus instituciones en el pasado cercano.
La respuesta a estos destructores de la nacionalidad que han existido siempre conlleva a una sola respuesta eterna: "¡Libertad o con gloria morir!".