Proyectos y descartes
Lamentablemente, y pese a sus enormes ventajas, parece quedar descartada la idea del tren-tram para unir el Centro con el Pinar.
Con la asunción de los intendentes en Montevideo y Canelones (y en coordinación con el gobierno nacional), resurgieron las propuestas para modernizar el transporte metropolitano y conectar con rapidez y eficiencia Montevideo con partes de Canelones. Todas son iniciativas atractivas y algunas se refieren a viejas propuestas postergadas aunque aparentemente no eliminadas en forma definitiva.
Es innegable que hace falta una transformación radical del transporte público. El inmenso y confuso tránsito que circula por Montevideo y las zonas suburbanas, está indicando que algo anda mal.
Si tanta gente prefiere tomar su auto al precio de trancarse en avenidas atestadas de tránsito y una vez llegado al destino acepta que haya que dar vueltas hasta encontrar donde estacionar, es porque las alternativas son peores: sea el servicio de ómnibus, sea el de taxis. Estos últimos deberían ofrecer un mínimo confort acorde al precio que se paga, pero la verdad es que la sola existencia de la mampara (en la que el pasajero parece viajar en un patrullero rumbo a un celdario), genera una primera y asfixiante incomodidad. A veces se le permite viajar adelante, pero la mampara obliga a que ese asiento también esté corrido, con lo cual el cliente queda apretado contra un tablero donde están enganchados todo tipo de aparatos tecnológicos en los que el indicador de la tarifa y el escasamente usado GPS son apenas algunos.
Para descongestionar las principales avenidas de la ciudad es necesario ofrecer un servicio de transporte que haga que la gente sienta que vale la pena usarlo en lugar del auto.
El problema es que desde hace años surgen ideas y proyectos imaginativos que nunca se concretan, ya sea porque exigen inversiones grandes, ya sea porque solo se aplican parcialmente y lo bueno de la idea original se neutraliza, a veces por mezquinas valoraciones políticas.
Es verdad que hubo pequeñas mejoras como el boleto prepago con un uso flexible como es el STM. En una época no tan lejana, no existía tal cosa como la renovación continua de la flota de autobuses. Ver aquellos viejos carromatos era atractivo para los turistas que descubrían en Montevideo una ciudad congelada en el tiempo, pero una pesadilla para los usuarios. Hoy el ritmo de renovación es adecuado y más con la incorporación de unidades movidas a electricidad. Pero quedan vehículos, no tan viejos, que para subir a ellos hay que hacer un curso de alpinismo y otro más para treparse una vez adentro, a las partes más altas. Existen normas para ceder ciertos asientos a gente mayor o mujeres embarazadas, pero no siempre se cumplen. Si antes no había tales medidas, era porque cada uno aplicaba sus buenos modales de modo natural.
Lamentablemente, y pese a sus enormes ventajas, parece quedar descartada la idea del tren-tram para unir el Centro con el Pinar por el cantero central de Avenida Italia, presentada durante el gobierno anterior. Habrá que insistir en ella por ser un cambio sustancial y positivo. Ahora se suma un proyecto parecido de un tranvía elevado.
La otra idea es la de un bus acoplado que cubra toda avenida 8 de octubre y Camino Maldonado llegando a Pando. Retomaría la vieja idea del "metro de superficie" y en un recorrido lineal, abarcaría importantes barrios de la capital. Esa misma idea es la que ahora se propone para avenida Italia llegando a El Pinar. En ambos casos se preven paradas especiales, algunos pasajes subterráneos y un frecuencia contínua y sostenida entre otras innovaciones.
Se habla mucho del trazado central de estos dos proyectos, pero poco de lo que implica en lo lateral. La idea es que sirva a mucha gente que ante la comodidad y frecuencia del servicio así como la velocidad con que se brinda, finalmente prescinda de su auto.
Eso exige pensar bien las paradas intermedias ya que no todo el mundo vive cerca de 8 de octubre o de avenida Italia, por lo que las estaciones claves deben ser también paradas para buses que salgan de ahí, recorran en forma circular un barrio en toda su amplitud para volver a la estación del metro. Esto hará que mucha gente use ese bus y haga combinación. Si es eficiente y abarca bien la zona, el bus articulado (y algún día el tren-tram) serán muy usados.
Del mismo modo, tendría que haber buenos estacionamientos en estaciones claves para que gente del vecindario se acerque desde sus casas hasta ese estacionamiento y el resto del viaje lo haga con estos proyectados servicios. Estos dos mecanismos no son menores y deben ser bien planificados. Si se los subestima, el proyecto inicial puede terminar en un fiasco.
Mi temor es que pase lo de siempre. Buenas ideas terminan sin concretarse. Es mala señal que se deje de lado un proyecto ambicioso y bien pensado como el tren-tram. Otra vez ocurre que ideas visionarias generan ilusiones legítimas pero se las posterga una y otra vez al punto que lo que parecía posible, ya no lo veremos en nuestro tiempo de vida ni en la de nuestros descendientes.