Lunes, 15 de Septiembre de 2025

¿Rumbo al abismo?

UruguayEl País, Uruguay 15 de septiembre de 2025

Existe un riesgo importante de que el conflicto en Ucrania se expanda a un enfrentamiento regional y global.

La fábula de la rana en la olla de agua caliente dice más sobre el ser humano que sobre el humilde anfibio anuro de la familia Ranidae. La historia es que, si se pone una rana en una olla con agua fría y se aumenta lentamente la temperatura, el animalito no se dará cuenta de lo que sucede y, finalmente, morirá cocinado por el agua hirviente. En realidad, las ranas son muy astutas y será difícil que se queden quietitas en una olla mientras aumenta la temperatura; seguramente saltarán de ella cuando sientan el calor. El único que actúa de aquella manera es el ser humano.

El conflicto en Ucrania es un ejemplo de esa peligrosa tendencia a adaptarse a lo inaceptable. Cuando parecía que se había llegado a un punto crítico, Rusia toma una decisión que agrava aún más la situación. El episodio más reciente es la veintena de drones rusos que entraron en el espacio aéreo de Polonia entre las 23.30 horas del 9 de septiembre y las 06.30 del día siguiente. Los informes indican que se trató principalmente de drones de construcción rusa sin explosivos, utilizados como señuelos para saturar las defensas enemigas. Rusia ha negado que los drones sean suyos, pero la opinión dominante es que fueron lanzados por este país.

La reacción de la OTAN fue inmediata. Despegaron para interceptar los drones aviones de caza polacos y holandeses, aviones de alerta temprana y control (AWACs) italianos y aviones de reaprovisionamiento aéreo. La asimetría de este tipo de guerra fue evidente: la OTAN desplegó un complejo equipo militar que cuesta cientos de millones de dólares para interceptar drones que cuestan unas pocas decenas de miles de dólares. Algo que preocupa es que tan formidable despliegue solo consiguió derribar cuatro de los drones rusos.

¿La incursión fue un error o un accidente? Difícil. Es comprensible que un país pierda el control sobre dos o tres de sus drones, pero lanzar más de veinte sobre Polonia revela una cierta intencionalidad. Fue, probablemente, una acción deliberada con el fin de determinar la capacidad de respuesta de las fuerzas polacas y de la OTAN y medir la reacción de las sociedades civiles de los países miembros de la organización.

De una forma u otra, el incidente demuestra como la guerra entre Rusia y Ucrania puede derramarse al territorio de sus vecinos y es válido preguntarse ¿qué sucedería en tal caso?

Una primera señal fue la declaración del embajador de los Estados Unidos ante la OTAN. Este afirmó que su país respaldará a sus aliados de la OTAN ante estas violaciones del espacio aéreo de la organización. Muy alentador porque reitera el compromiso de esta potencia con la Alianza.

Estos sucesos confirman que la reunión en Alaska, entre el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y el de Rusia, Vladimir Putin, fue, en el mejor de los casos, un fracaso de las esperanzas que se conseguiría un cese de hostilidades. En el peor de los casos fue un triunfo diplomático para Putin. A lo que se le agregaron luego nuevos éxitos al reunirse con el presidente chino y el de Corea del Norte, en Pekín.

Estas incursiones de drones en Polonia sugieren que el gobierno ruso se siente lo suficientemente seguro como para amenazar a la OTAN y aumentar constantemente el riesgo de que el conflicto, de alguna manera, se extienda a otros países.
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