Plegaria e incertidumbre
La plegaria, que para Wittgenstein consiste en "pensar el sentido de la vida" y que forma parte de la cotidianidad del creyente, es casi siempre la primera y también la última expresión de un hombre tensionado por la incertidumbre (que, dicho sea de paso, atraviesa la biografía de toda persona)
La plegaria, que para Wittgenstein consiste en "pensar el sentido de la vida" y que forma parte de la cotidianidad del creyente, es casi siempre la primera y también la última expresión de un hombre tensionado por la incertidumbre (que, dicho sea de paso, atraviesa la biografía de toda persona). Como nadie sabe cómo continuará su historia, y ella se cubre bajo el alero de la conjetura o de la suposición, pero no de la certeza, surge en el corazón de todo ser humano un ánimo entre inquieto y expectante, es decir, un nerviosismo casi imposible de evitar.
Sin embargo, la plegaria tiene el poder de atenuar la ansiedad y sopesar la propia vida desde un horizonte de sentido y desde una perspectiva más amplia y sabia. Para quien cree, la Providencia no lo abandona, aunque no comprenda con los ojos de hoy lo que le ha acontecido o le esté sucediendo en el momento presente. De hecho, si cada persona supiera de una sola vez todo acerca de su vida, quizás dejaría de rezar y, por ende, se volvería hasta arrogante o indiferente. Así, entonces, hay a lo mejor una "bendición" en no saber todo sobre uno mismo mientras se es peregrino en este mundo y se deba, por tanto, esperar hasta que llegue el final de toda la historia.