Lunes, 15 de Septiembre de 2025

El cómplice de Maduro

ColombiaEl Tiempo, Colombia 15 de septiembre de 2025

Nicolás Maduro es uno de los criminales más sanguinarios de las últimas décadas

Nicolás Maduro es uno de los criminales más sanguinarios de las últimas décadas. La Corte Penal Internacional lo investiga por más de 700 desapariciones forzadas, 10.000 asesinatos, 40.351 casos de tortura, 15.700 detenciones arbitrarias, cientos de violencias sexuales y por haber provocado el mayor desplazamiento forzado del siglo XXI: más de 7 millones de venezolanos que huyeron de la miseria, el hambre y la represión. La Misión Internacional de la ONU sobre Venezuela documentó en 2024 cómo el régimen no solo se robó las elecciones mediante fraude, sino que usó asesinatos, detenciones arbitrarias y torturas como mecanismo de control político. El informe fue tajante: Maduro y su maquinaria de terror cometieron crímenes de lesa humanidad contra su propio pueblo. Pero el drama no se queda en las fronteras de Venezuela. Desde los tiempos de Chávez, el país fue convertido en un santuario del narcotráfico a través del cartel de los Soles, integrado por la cúpula militar y el propio dictador. No es una "excusa de la derecha", como insólitamente dijo Gustavo Petro. Es un hecho reconocido internacionalmente: en 2020, el Departamento de Justicia de EE. UU. acusó a Maduro y a 14 de sus lugartenientes de conspirar con grupos armados colombianos para inundar de cocaína a Estados Unidos. Los vínculos son evidentes. El Eln y la ‘Nueva Marquetalia’ tienen a sus cabecillas viviendo bajo protección en Venezuela. El Parlamento Europeo advirtió que el régimen ha convertido amplias zonas en corredores de drogas, contrabando de armas y lavado de dinero. Por todo ello, Washington ofrece una recompensa de 50 millones de dólares por Maduro. El mundo democrático lo sabe: Maduro no es un presidente, es un criminal internacional. Lo aberrante es que, en lugar de condenarlo, el presidente Gustavo Petro lo ha legitimado y defendido. Desde su elección, devolvió favores políticos y diplomáticos. Colombia fue de los pocos países que enviaron delegación a su posesión. Y, lejos de tomar distancia, su gobierno ha impulsado iniciativas binacionales que normalizan la dictadura, como la creación de "zonas de frontera". El colmo llegó hace apenas unos días. En el preciso momento en que Estados Unidos evalúa la certificación antidrogas -decisiva para financiar la lucha de nuestra Fuerza Pública contra los carteles-, Petro decidió confrontar a Washington y alinearse con Maduro. Tras la movilización militar estadounidense en el Caribe, ordenó a las Fuerzas Armadas: "Colombia y Venezuela son el mismo pueblo, la misma bandera, la misma historia. Cualquier operación militar que no tenga aprobación de los países hermanos es una agresión contra Latinoamérica y el Caribe. ‘Libertad o muerte’, gritó Bolívar, y el pueblo se sublevó". Maduro, eufórico, respondió agradeciendo el respaldo y anunciando el refuerzo de 25.000 hombres en la frontera con Colombia. Es decir: el dictador utiliza la voz del Presidente colombiano como escudo para blindar su régimen. Apoyar a un hombre acusado de lesa humanidad, narcotráfico y corrupción no es diplomacia: es complicidad. Una complicidad que pone a Colombia en riesgo de perder aliados estratégicos, recursos vitales y credibilidad internacional. Mientras el mundo democrático aísla a Maduro, Petro lo abraza. Colombia no puede convertirse en la coartada de un asesino. Ni mucho menos en el cómplice de un dictador. P. D. Lo que estamos viviendo no es ideología: es delito. Volvimos al pasado más oscuro, al carrusel de la muerte en la salud, donde el saqueo del Estado se mide en vidas perdidas y hospitales colapsados. Nos robaron la salud con la misma voracidad con que se reparten ministerios, contratos y favores. La corrupción dejó de ser un rumor: hoy es la esencia misma de este gobierno. Y mientras tanto, la Fiscal, ausente, como si no viera el país que se desangra. La aplanadora de impunidad está sepultando la esperanza de justicia.
Los riesgos para Colombia
Luis Felipe Henao
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