Viernes, 10 de Octubre de 2025

Marianella Morena estrena su obra sobre Conexión Ganadera: El teatro no puede ser condescendiente

UruguayEl País, Uruguay 9 de octubre de 2025

Este fin de semana en El Galpón va "Animales de Dios", la obra dirigida por Morena que pone la mirada sobre las causas y consecuencias del mediático caso

A Marianella Morena, como dramaturga y directora, la conmueve la actualidad, y eso ha estado siempre claro en su obra.

En 2021, y solo para citar ejemplos recientes, estrenó en el Auditorio Adela Reta, Muñecas de piel, una obra de teatro que incluso tuvo su propia instancia judicial sobre la "Operación Océano", el caso de explotación sexual de menores.

Y este sábado estrena, en El Galpón, Animales de Dios, su última obra, basada en el asunto de Conexión Ganadera, el fondo de inversión calificado de "estafa piramidal" que actualmente está en la justicia.

Morena dirige un texto que escribió con Florencia Caballero Bianchi e interpretan Álvaro Armand Ugón, María Mendive, Juana Stradivarius, Carlos Rompani Zorrilla y Alejandra Artigalás. Tiene la participación en vivo del periodista Antonio Ladra, quien también estuvo en Muñecas de piel.

Va este sábado 11 a las 21.00 y el domingo a las 19.30 en la Sala Atahualpa de El Galpón, y desde el 25 en el Teatro Victoria. Entradas en RedTickets a 800 pesos.

"No es un documental sobre Conexión Ganadera", le dijo Morena a El País. "Es un documental sobre los abusos de cierta clase que se cree superior y usa todos sus recursos para seducir. Conexión Ganadera es un caso que evidencia determinadas prácticas, pensamientos y comportamientos".

Sobre alguna de esas cosas va esta charla con Morena.

No es común que el teatro esté dialogando con la coyuntura. ¿Por qué le interesa a usted eso?

El otro día me escribía un joven actor por Instagram y me decía: "Qué bueno que hables de estos temas". ¿Y de qué voy a hablar? Nosotros a diferencia de la literatura, la pintura o el audiovisual estamos dialogando con una tribuna viva que vive las mismas cosas. El teatro no solo tiene que generar un contenido con cierta belleza, con una poética, con un lenguaje entretenido, sino también hablar con alguien que vive en un mundo donde todas lloramos por las mismas cosas, nos duelen los mismos horrores, sufrimos por las mismas tragedias.

¿Y eso la lleva a la coyuntura?

¿Cómo me relaciono con un espectador si hablo de cosas viejas, caducas, con olor a polvo, a naftalina? Si tengo cierta sensibilidad por temas sociales, voy a hablar de lo que esté pasando acá y de lo que aún está abierto. Que no sean temas cerrados, los hace incómodos. Si hago un Brecht, por ejemplo, no me afecta, no me va a incomodar. Voy a entrar y salir de la misma manera, no me interpela. El teatro es presente y tiene que hablar con ese presente. No puede ser condescendiente. Los artistas no podemos ser lacayos del poder.

¿Cómo encuentra dramaturgia en Conexión Ganadera?

Eso no es racional. Muy pocas veces he trabajado a partir de ideas, sino que son cosas que te vienen, te toman. Me pasó con Muñecas de piel, un proyecto al que me resistí y del que me desvinculé en plena pandemia cuando decían que el teatro iba a desaparecer y no me quería meter con eso. Pero se empieza a convertir en un monopolio de idea única, se instala en mi cerebro y es como que mi cuerpo pierde autonomía, como si tuviera que hablar de esoo. Ahí es cuando me entrego a la alquimia.

¿Y cuánto demoró en convertirse en algo inevitable?

Cuando surgió la noticia no me interesó para tomarla dramáticamente. Lo veía como un problema de ricos, hasta que leí una editorial que se preguntaba por qué a la sociedad le importan más los delitos de la clase baja que de la clase alta. ¿Por qué reaccionamos distintos con los ladrones de guante blanco que con los chiquilines que delinquen?

Y ahí había dramaturgia...

No entré por el delito, sino por un tema de la erotización del poder. No importa si sos de izquierda o de derecha, todos seguimos teniendo como esta fascinación por el dinero o por lo que el dinero te compra. Y ahí se me empezaron a mover en la cabeza ciertas cosas. No soy fiscal, no soy abogado, no soy jueza, no tengo ningún cargo político. Por lo tanto, trabajo como artista sobre la miseria humana. Y la miseria humana está en todos nosotros.

El poder, la confianza, la seducción, son todos temas que rodean Animales de Dios. ¿Cómo se traduce eso en escena?

Me interesaba pasar por diferentes lenguaje: lo musical, lo performático, lo documental y la ficción. El documental provoca un derrame para que yo pueda ingresar ahí con la ficción y generar ciertas cápsulas poéticas que van ensanchando la historia. Allí encontré una figura que es el juego. Entonces, estos personajes en escena van pasando por diferentes juegos. Me pareció una traducción con una muy buena síntesis conceptual, filosófica y, sobre todo, escénica, dramática y dramatúrgica, de juegos más obvios o más evidentes a otros que ellos van creando. Y ahí aparecen desde la manipulación ideológica a la perversión, las fronteras, las líneas de seducción, las canciones, las músicas.

Su teatro es muy político. ¿Desde dónde habla políticamente?

Nunca desde un lugar político partidario: cada vez creo más en que los artistas no tenemos nada que ver con el poder político de turno. El poder político de turno necesita lacayos, personas obedientes, susto, gente condescendiente. Y el artista es alguien que te ayuda a ser libre, te tiende la mano para pensar, aunque lo que vos pienses vaya en contra de lo que se está diciendo a nivel político. Mi teatro es político en relación a la gente y porque generamos miedo. Una artista o una obra que habla desde un lugar contemporáneo, que está abierta, que ya nadie sabe lo que va a pasar, es política y poética.
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