Marcelo Tulbovitz, preparador físico del Deportivo Saprissa, pasó de un sueño frustrado a referente de los morados.
Dice que fue puntero izquierdo, encarador, aunque su físico da la impresión de que pudo ser un rudo, de esos que no niegan la pierna fuerte.
Pero eso es hoy, con 64 años. Quizá, empezando la adolescencia, sí tiró algunas gambetas, una que otra finta, que al final no le alcanzaron para trascender en una cancha de fútbol.
"Por diferentes circunstancias no se dio, entonces, cuando no se da, no se da", dijo Marcelo Tulbovitz, preparador físico de Saprissa, en el programa Los Saprissa.
Marcelo reconoció que soñó con ser jugador de fútbol, pero no lo logró. No busca respuestas, menos excusas; solo recordó que, debido a que su padre fue arrestado y fue preso político en Uruguay, debió trabajar desde los 14 años.
"Jugué en juveniles y tercera división, lo que sería el alto rendimiento en Costa Rica, en un equipo que se llama Sud América en Uruguay", añadió Tulbovitz, quien luego sorprendió al manifestar que destacó en fútbol, pero no en partidos de once contra once.
"Jugué muchos años al fútbol sala y también representé a Uruguay en sudamericanos y Copa América como jugador. De alguna manera, tuve una pasión futbolera de muy niño que no la pude cristalizar en cancha en primera división, pero la vida me dio otra oportunidad: estudiar educación física y dedicarme al fútbol", señaló Marcelo.
Marcelo destacó que jamás pensó que iba a estar dedicado 36 años a este deporte como preparador físico.
"En junio los cumplí", dijo Marcelo, quien recordó cómo se metió al fútbol.
"Se dio una circunstancia casual, digamos; yo trabajaba en un club social, dando clases de natación, de gimnasia, de fútbol de salón. Era profesor de educación física hasta que un colega me buscó en ese club y me hizo una propuesta para que fuera su asistente, como preparador físico de la tercera y con la posibilidad de estar muchas veces con el primer equipo, porque él se dedicaba al baloncesto. Se llama Gonzalo Barreiro y lo he mencionado como 200 veces, porque fue donde empezó todo y soy agradecido a él. El club donde inicié es el Atlético Progreso y fue en 1989", manifestó Marcelo.
Tulbovitz tenía 14 años cuando, un 31 de octubre de 1975, la Policía violentó su casa del barrio Malvín, en Montevideo. Después de revolverla y tirar todo lo que tenían a su alcance buscando algo que no encontraron, decidieron llevarse detenido a Elías, su padre. No pudo despedirse de Marcelo y sus hermanos, quienes dormían. Desde ese momento, comenzó para Marcelo una vida llena de desafíos, donde quizá su sueño de llegar a ser jugador profesional se truncó porque debió entrarle duro al trabajo.
"Mi madre tuvo que sacar adelante una familia con tres hijos chicos, adolescentes. Cuando mi padre fue detenido por la dictadura militar de Uruguay, ese fue el primer gran reto: ayudarle a mi madre. Empecé a trabajar con 14 años", recordó Marcelo.
Esa angustia fue un episodio y una etapa de su vida que lo "marcó para siempre", según recordó en 2016 en una entrevista en La Caja Negra, en su país, cuando contó públicamente por primera vez la historia de su vida.