Sábado, 08 de Noviembre de 2025

Partida de Telefónica

ChileEl Mercurio, Chile 7 de noviembre de 2025

En un mercado de tal intensidad competitiva solo pueden sobrevivir pocos actores.

Telefónica, otrora una de las principales empresas de Chile, está en proceso de salida del país. En efecto, la matriz española se está desprendiendo de casi todas sus inversiones en América Latina, salvo su filial en Brasil. Y es que durante los últimos años sus resultados se han visto afectados por las filiales sudamericanas, sumando pérdidas por más de ?1.900 millones. Solo en Chile, el año pasado perdió cerca de US$ 90 millones, y este año las pérdidas a septiembre ya eran un 33% superiores. El valor actual de la filial chilena se estima en torno a US$ 1.000 millones, mucho menor al de su época de oro, en la década de 1990 y principios de los 2000.
La participación de Telefónica en el mercado móvil ha bajado a casi la mitad, desde el 42% que poseía en 2010. Algo similar ha ocurrido con su participación en el mercado de conexiones de internet de banda ancha fija. De hecho, finalmente vendió el control de su red de fibra a la empresa de capital de riesgo KKR, por lo que ahora debe arrendar su uso. También vendió su negocio de data centers para conseguir liquidez. La caída en la participación y la venta de activos vitales reflejan, en definitiva, las dificultades que la empresa ha tenido en un entorno de intensa competencia.
Telefónica vivió en Chile una década de oro luego de su privatización, cuando poseía el cuasimonopolio de las líneas fijas. Siguió siendo muy rentable en la etapa inicial de la telefonía móvil, cuando este era un mercado en rápido crecimiento, pese a que comenzaba a asomar la competencia. A partir de 2005, sin embargo, este mercado ya había madurado, en tanto que las nuevas tecnologías requerían inversiones importantes, lo que redujo la rentabilidad de la empresa. Luego de la entrada de Wom, la competencia entre los cuatro actores móviles se volvió aún más intensa, reduciéndose drásticamente los márgenes de todas las firmas del sector.
Otros factores también contribuyeron a dicha intensidad competitiva. Por ejemplo, se redujo el costo de cambiarse entre empresas porque las personas pasaron a ser dueñas de sus números. A su vez, las comunicaciones se transformaron en transmisión de datos digitales, lo que redujo los espacios de diferenciación entre compañías. Esto significó que los planes móviles pasaran a distinguirse, casi exclusivamente, en precios y cantidad de datos, además de la calidad del servicio al cliente, donde probablemente le pesaba a Telefónica su historia previa como monopolio. Posteriormente se licitó el 5G y las empresas debieron pagar montos considerables por las frecuencias, además de las inversiones requeridas para utilizar las nuevas bandas. En este contexto, se entiende que todas las firmas (salvo Entel) tuvieran pérdidas.
En un mercado en que la competencia es tan intensa debido a la facilidad de cambio de proveedor y porque la tecnología es esencialmente la misma, las empresas prestan servicios casi perfectamente sustituibles. En estas situaciones, solo pueden sobrevivir unas pocas de ellas. Por esto, en muchos países ya se observa la consolidación del mercado de las telecomunicaciones en tres actores. Los intentos de aumentar artificialmente su número, como pretendían hasta hace poco una asociación de consumidores y una sala de la Corte Suprema, limitando el espectro que podían poseer las empresas, demuestran una pobre comprensión de la industria.
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