Maniobra a la vista
Lo que está mal es que una abogada de Presidencia encabece la investigación en Cancillería. Peor aún si depende del ex abogado de Ache.
El caso Carolina Ache no es asunto liquidado. El gobierno le dio permanencia. Pidió para sí lo que parecía dolor de cabeza ajeno. Quiso aprovechar el lío y le salió mal. Desnudó el mal proceder de la ex viceministra. Quedó a la vista la maniobra política. Recibió el peor rebote de los propios dichos.
No hubo dirigente del Frente Amplio que no tuviera el nombre de Ache en su boca. No para elogiarla precisamente. Se la asoció a procedimientos ilegales. Al ocultamiento de la verdad. Se la vinculó con Marset y el narcotráfico. Le dijeron de todo. Ahora se transformó en legal, sincera y valiente. Digna de la representación diplomática del Uruguay.
Ache fue para allá y Mata vino para acá. La que se portó mal tiene premio y el que hizo todo bien recibió castigo. El Ministro Lubetkin propuso a Ache como embajadora ante el Reino de Portugal y trajo al Dr. Carlos Mata de su única misión de representación del país. No lo dejaron completar su misión, y encima lo investigan. Ilegítimamente lo investigan. Al sumario lo dirige la secretaria del abogado de la otra parte. Garantía jurídica le llaman.
Las cosas son muy simples. Ache se reunió con el abogado de Marset. Varias veces se reunió con el abogado de Marset. Nunca se lo contó a nadie. Suponemos que algo del pasaporte se conversó. Justo es decir que no conocemos grabaciones de esas reuniones. Pero el trámite empezó. Con base en la resolución de Mujica del año 13, el trámite del pasaporte empezó. Si era uruguayo había que documentarlo. Creo que no está mal el Decreto.
El viceministro del Interior le avisó a Ache que se trataba de un narco peligroso. Hubo orejas cerradas. Caso omiso a la advertencia. Se siguió adelante. La Cancillería decidió investigar si era procedente o no el otorgamiento del pasaporte a Marset. La instructora intimó a Ache a que agregara los intercambios con Maciel. Ache se negó. Se lo comunicó a la instructora en presencia de su abogado Jorge Díaz. Si era conversación personal afirmó que no correspondía su inclusión.
Después vino la reunión de Torre Ejecutiva. Lo mismo. Volvió a pedir que no se incluyeran en la investigación sus conversaciones con Maciel. No sé si rompió o no el acta. En las grabaciones de voz no se puede ver. La cuestión es que si la interesada se negaba por ser un intercambio privado, el papel no servía de nada.
El lunes siguiente Ache cambió de opinión. Había obtenido grabaciones de sus compañeros de trabajo. Tres días después pidió que los intercambios fueran incluidos en la investigación. Se incluyeron. No me quiero imaginar las reuniones del finde.
Igual Ache no deja de ser la responsable de la inclusión tardía de las conversaciones en la investigación judicial. Es cierto que son cuatro días de tardanza y no un año después, que fue cuando se conocieron las cosas. Pero se negó a la investigación interna, y mandó después de hora la copia autenticada para que no llegara en hora al juzgado. Pensemos que lo de ese jueves fue sin ninguna intención. Fue con cinco minutos de tardanza, pero mesa de entrada del juzgado no lo recibió. La responsabilidad es suya. No se puede responsabilizar a otro.
El viernes se dispuso que el documento fuera a Presidencia. No preguntamos a pedido de quién. No está mal. El gobierno se ejerce en el acuerdo del Presidente y el Ministro del ramo. Eso no se hace por telepatía.
Se llevó el sobre personalmente. Seguramente para proteger a la propia Ache. No sólo no está mal. Está muy bien. Habla de responsabilidad. Del apego a la función que distinguió a Mata desde siempre. El que llevó al Presidente Vázquez a recurrir a él para integrar la Delegación Uruguaya ante la CARU en uno de sus momentos más complejos. Nada más ni nada menos que durante el juicio iniciado por Argentina ante la Corte de la Haya por las plantas de celulosa. También lo integró al equipo jurídico de ese juicio. Más aún, le nombró para presidir la Comisión Asesora del Poder Ejecutivo en el tema del establecimiento del límite exterior de la Plataforma Continental. Vázquez conocía su condición de blanco. El Uruguay lo necesitaba. Lo convocó. El Partido Nacional estaba en muy malas relaciones políticas con el gobierno. Mata consultó a Larrañaga. Era el interés del País. A la Patria no se le niega el estribo.
Ese es Mata. Un servidor de la República. Con más de 38 años de limpia trayectoria en la que puso su formación y su inteligencia al servicio del País. A ese hombre que hizo todo bien le quieren señalar que está mal portar un documento desde Cancillería a Presidencia. Lo que está mal es que Sasso que es abogada de Presidencia encabece la investigación en Cancillería. Peor aún si depende del ex abogado de Ache. Eso sí es inmiscuirse.
El tema es delicado porque está Marset al medio, aunque Marset no salió de la cárcel por recibir el pasaporte. Salió meses después.
Igual hay que precisar cosas. Marset no se escapó de una cárcel uruguaya. Lo largaron. Lo largaron "por error" en 2017, y ahí no gobernaba Lacalle Pou. Tenía tres condenas. Cuando cumplió la primera "se equivocaron" y lo soltaron. Era el mismo gobierno en que González Valencia visitaba a Morabito, y en que Morabito se fugaba de la cárcel caminando. Se ve que la nueva policía era muy nueva.
Más adelante Darviña Viera perdió la grabación que inculpaba a Marset. Se perdió "una hojita del expediente" dijo. Ferrero mandó investigar. Sufrió un atentado. Darviña terminó de candidata del Frente Amplio.
Lo de Lubetkin es capítulo aparte. Trae a Mata y manda a Ache. Lubetkin desconfía del que debe confiar y confía en quien se ganó toda la desconfianza. Por algo será. Los actos de cada uno de nosotros del primero que hablan, es de nosotros mismos.
Lubetkin sabe que está mal y entreveró la venia de Ache con la de Argimón. Artero. Yo no voté la de Argimón por la falta de respeto al Partido que significa elevar la venia de la vicepresidente del Gobierno perteneciente al Partido, sin consultar al Partido. Pero no son entreverables. No merecían ser tratadas en el mismo paquete. Lubetkin lo sabe muy bien.
El tiempo ha dado claridad a los hechos. La embajadora se ganó el cargo y es fiel representante de los que la designaron.