Sábado, 15 de Noviembre de 2025

La impunidad, el rostro más perverso de la corrupción

ArgentinaLa Nación, Argentina 14 de noviembre de 2025

El inicio del juicio por los Cuadernos de las Coimas vuelve a poner frente a los argentinos una de las heridas más profundas de nuestra vida institucional: la corrupción sistémica y la impunidad que la ampara

El inicio del juicio por los Cuadernos de las Coimas vuelve a poner frente a los argentinos una de las heridas más profundas de nuestra vida institucional: la corrupción sistémica y la impunidad que la ampara. No se trata solo de casos individuales ni de nombres propios. Se trata de un entramado que, durante años, desvió recursos públicos, degradó las instituciones y erosionó la confianza de los ciudadanos en el Estado.

Pero más dañina aún que la corrupción es la impunidad, porque mientras la primera roba dinero, la segunda roba esperanza. La corrupción puede ser combatida con controles, transparencia y sanciones; la impunidad, en cambio, corroe los cimientos de la República al enviar un mensaje devastador: en la Argentina se puede delinquir desde el poder y no pagar las consecuencias .

Diecisiete años después de los hechos, - como ocurrió en varios juicios- las pruebas se enfrían, los testigos se dispersan, y la sociedad pierde la memoria. En esas demoras, la Justicia termina siendo funcional a los corruptos. Y es en ese punto donde debemos interpelar no solo a los responsables de los delitos, sino también a un sistema judicial que, por lentitud o complacencia, termina garantizando impunidad.

La independencia judicial es un valor irrenunciable, pero no puede ser excusa para la ineficiencia. Una Justicia que no actúa en tiempo y forma no es Justicia. Los ciudadanos necesitan jueces valientes, honestos y técnicamente capaces, pero también instituciones que funcionen con previsibilidad y plazos razonables. La dilación de los procesos no solo atenta contra el debido proceso, sino también contra la credibilidad del sistema democrático.

Desde la Coalición Cívica hemos insistido en que la lucha contra la corrupción debe ser una política de Estado, no un eslogan de ocasión. Por eso elaboramos un Plan Integral contra la Corrupción, que propone medidas concretas para transparentar la gestión pública, fortalecer los organismos de control y proteger a quienes denuncian irregularidades. Allí planteamos la necesidad de garantizar la trazabilidad de los fondos públicos, la publicidad activa de los actos de gobierno y el control social de la obra pública, entre otros puntos esenciales.

Pero nada de eso será suficiente si no se complementa con una reforma judicial profunda que asegure celeridad, profesionalismo y responsabilidad . No hay República posible cuando los procesos judiciales duran décadas. No hay confianza cuando las causas se duermen en los tribunales. No hay ética pública cuando los corruptos sienten que el tiempo juega a su favor.

La corrupción no solo empobrece económicamente a un país: lo empobrece moralmente. Quita oportunidades, desalienta el mérito y consolida la desigualdad. Sin embargo, la impunidad es aún peor: instala el cinismo y destruye el pacto básico de confianza entre el ciudadano y el Estado.

La Argentina necesita cerrar el ciclo de la impunidad para poder abrir el de la transparencia. No se trata de venganza, sino de reparación institucional. No se trata de mirar atrás, sino de aprender y establecer un nuevo estándar ético para quienes ejercen el poder.

El juicio de los "Cuadernos" puede ser una oportunidad. No solo para juzgar hechos del pasado, sino para dar un paso hacia una nueva etapa de responsabilidad pública. Que esta vez la Justicia llegue, y que llegue a tiempo. Porque sin verdad ni justicia, no hay futuro.

Diputada nacional (Coalición Cívica ARI)
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