"Cuando un sindicato se politiza, deja de representar a sus trabajadores, porque la ideología es más fuerte"
Cuando joven vivió en Estados Unidos. "Soy un poco gringa", dice. Fue productora de "Mazapán" y cubrió por años la logística del Festival de Viña antes de dedicarse, por un cuarto de siglo, a promover las mejores prácticas en las relaciones laborales.
''Detrás de toda iniciativa, de todo éxito que puedes tener en la vida, existen personas que son quienes hacen el trabajo bien hecho, que se esfuerzan día a día y marcan la diferencia. Los trabajadores siempre hacen la diferencia".
''Las empresas que cuidan a sus trabajadores son más productivas. Las que dialogan con sus sindicatos se adaptan mejor a los cambios".
A los 14 años, María Isabel Vial estaba en Greenwich, Connecticut, sola. Los tres años de la secundaria los pasó en ese pueblo a 45 minutos de Nueva York, sometida al bullying adolescente clásico contra la latina, ya que cuando llegó apenas hablaba inglés. Abrazó su autonomía y la "cultura gringa", que destaca el pragmatismo y la apertura de mente. "Fue duro, muy duro, pero me convertí un poco en gringa. Después entré al bachillerato en Psicología en Boston College. Es divertido, porque en esa época uno no ve todas las posibilidades que uno tiene, porque yo postulé como gringa, no postulé como latina ni con cupo especial ni ninguna cosa", dice ahora, 50 años después de su aventura estadounidense. Y también habla 25 años después de haber iniciado la Fundación Carlos Vial Espantoso, que acaba de traspasar a la Universidad Católica. "Es un cuarto de siglo que ha pasado volando".
De "Mazapán" al Festival de Viña
Cuando retornó a Chile, en 1977, entró a trabajar a Canal 11, primero como asistente de producción y después como productora. Estuvo en el origen de "¿Cuánto vale el show?", en "Los Bochincheros", "La tarde grande" y después su favorito: "Mazapán". "Creamos con Marta Blanco 'Mazapán'. Se dio rienda suelta a la creatividad. Teníamos reuniones con las mazapanes todas las semanas e inventábamos videos, cómo mostrar las canciones. Fue una época muy bonita. Las mazapanes han hecho un trabajo maravilloso con los niños, soy muy amiga de ellas", dice. "Era televisión que buscaba aportar, que no tenía esta fama, estos influencers , estas redes de hoy".
María Isabel Vial Izquierdo (70 años, casada, dos hijos, un nieto nacido hace 10 meses) tiene dos hermanos y su hermana Augusta. Ambas montaron la productora de eventos Vial Izquierdo, y durante ocho años estuvieron a cargo de la logística del Festival de Viña en la era "mexicana" de Megavisión. Lo suyo era un tobogán de credenciales, seguridad, hoteles, traslados y un sinfín de artistas. "Una vez Luis Miguel debía aterrizar en el aeródromo de Torquemada, pero sin aviso bajó en Santiago. Por suerte, mi hermana estaba en Pudahuel y alcanzó a subirse al avión, bajarlo y llevarlo a Viña. En la mitad del camino, él dijo 'quiero comer un hot dog ', y pararon. Esas cosas pasaban", recuerda.
El testamento del abuelo
Su madre tiene 100 años y se mantiene lúcida y con humor: "Cumple 101 en enero, y cuando yo le digo que tiene 100, me dice: '101, porque uno ya vivió ese año'".
Hay un año que la marca. En 1994 falleció su padre, en una operación. Recordar ese momento le duele, incluso físicamente. En 1995 murió su abuelo paterno, Carlos Vial Espantoso, que era ampliamente conocido. Abogado, había sido senador y ministro de Hacienda en el gobierno de Gabriel González Videla.
"En el testamento, mi abuelo dejó una frase muy simple: que le gustaría que se realizara una fundación que premiara empresas que compartieran sus resultados con los trabajadores. Nada más que una frase. Pero a mí me despertó la necesidad de agradecerle a alguien que había sido generoso con nosotros". No tenían financiamiento. "Dejó una suma muy escuálida, que ni siquiera alcanzaba para hacer un evento de premiación", dice. Pero ahí estaba esa frase, que era como una exigencia. "Mi abuelo siempre hablaba de que trabajadores y dueños tienen que ser socios y amigos, porque desde la confrontación no va a salir nada bueno. Él decía siempre en la prensa: 'Lo más importante aquí es convencer a los empresarios de que tenemos que compartir utilidades con los trabajadores'".
Su abuelo era más bien una figura que se veía en los diarios. "Era una persona a la que uno le tenía respeto, de esos abuelos a los que uno iba a pedir consejo, pero también a jugar damas".
Una nueva mirada para empresarios y trabajadores
En 1999 el sueño tomó vuelo. Vial llamó a su primo Cristián Cox y echaron a andar el proyecto. La Fundación Carlos Vial Espantoso nació a la vida pública en 2000, cuando se entregó el primer premio, a Methanex.
Gracias a su trabajo en la productora de eventos, conocía el mundo empresarial. "No me resultó ajeno cuando entré a la fundación", cuenta.
"Yo creo que la fundación en estos 25 años puso en agenda la importancia de reconocer el valor del trabajo, el esfuerzo de quienes lo ejecutan, y el desarrollo de los trabajadores. Abrimos un camino de diálogo y colaboración, un espacio confiable de encuentro entre trabajadores, sindicatos, empresas, academia y Estado", reflexiona. Agrega: "Las empresas que cuidan a sus trabajadores son más productivas. Las que dialogan con sus sindicatos se adaptan mejor a los cambios. Las que invierten en formación y bienestar generan compromiso, confianza y mejor desempeño".
-¿Es bueno que una empresa tenga sindicato?
"Sí, es bueno que tenga un sindicato. Es el mejor termómetro de lo que está pasando al interior de la empresa. Los trabajadores saben lo que pasa y te pueden ayudar a evitar el conflicto".
-¿Se han politizado los sindicatos?
"O sea... ahí está el problema. Primero, hay muchos sindicatos. Es muy fácil hacer un sindicato. Y el poder obnubila. El poder por el poder es complicado. Cuando un sindicato se politiza, deja de representar a sus trabajadores, porque la ideología es más fuerte".
-¿Eso ha mejorado o empeorado con los años?
"Ha cambiado. Hay sindicatos políticos todavía, y es complejo. Pero también hemos visto mejoras. Los dirigentes necesitan preparación, igual que un líder. Por eso hicimos el Diplomado de Liderazgo Laboral (en la UC)".
-¿La pandemia produjo un cambio importante en las relaciones laborales?
"La pandemia fue un cambio tremendo. Las empresas se volcaron hacia el interior. Había una preocupación real por la salud, por la familia, por si el trabajador tenía un lugar para trabajar, si tenía computador, cuánta gente vivía con él. Estábamos todos con miedo. Y ahí comenzó un diálogo distinto".
-¿Y el estallido también marcó algo?
"El estallido fue violento, sí, pero de esos golpes que te hacen reflexionar. Algo estaba pasando... Nos obligó a mirar lo que estaba pasando".
"Tenemos que hacer que este país crezca, y las empresas pueden ayudar"
-Ahora que el proyecto de la fundación pasa a la Universidad Católica, ¿su misión cambia?
"Para nada. Yo sigo siendo parte del consejo de la Cátedra. Y quiero que la Católica tenga, a futuro, un tremendo centro laboral que potencie la importancia de los trabajadores y de las buenas relaciones laborales al interior de las empresas. La productividad está estancada. Tenemos que hacer que este país crezca, y las empresas pueden ayudar".
María Isabel Vial no sabe con exactitud qué hará ahora. "Es un momento de parar", dice. Sí seguirá viajando a Estados Unidos, donde cada año se junta con sus amigas de universidad: "Somos muy distintas, pero lo pasamos increíble. Comemos, conversamos, caminamos". Parte de ella quedó allá: "Soy muy gringa: respetuosa de los espacios del otro, más abierta, más tolerante, más práctica".
-¿Y en qué se parecen los éxitos de "Mazapán" y el Festival de Viña con las relaciones laborales?
"En que detrás de toda iniciativa, de todo éxito que puedes tener en la vida, existen personas que son quienes hacen el trabajo bien hecho, que se esfuerzan día a día y marcan la diferencia. Los trabajadores siempre hacen la diferencia".