Miércoles, 08 de Mayo de 2024

Democracia e institucionalidad atacadas

ColombiaEl Tiempo, Colombia 15 de enero de 2021


María Sol Navia
Lo ocurrido el 6 de enero de 2021, pasará a la historia del mundo como el día en que la democracia de EE


María Sol Navia
Lo ocurrido el 6 de enero de 2021, pasará a la historia del mundo como el día en que la democracia de EE. UU. estuvo fuertemente amenazada y vapuleada, y de alguna manera, con ella las democracias del mundo. No hace falta Insistir en describir los hechos, que fueron vistos en el mundo entero, y en analizar la responsabilidad del presidente Trump en la motivación y realización de estos, tal vez es más útil mirar sus consecuencias y evaluar si la democracia salió favorecida o debilitada. En mi opinión el resultado va a ser una democracia y unas instituciones fortalecidas, independientemente de que Estados Unidos deba revisar donde están las falencias que permitieron tan atroz y bochornoso acto y si el sistema electoral vigente es el que debe mantenerse o requiere una enmienda constitucional que lo haga más transparente y ágil. Trump nunca debió ser candidato, y menos elegido, y en eso falló, quizá, el sistema de cribado (al que se refieren Levitsky y Ziblatt en Como terminan las democracias), que tácitamente funcionó en la política estadounidense durante muchos años, tal vez por encima de una democracia más transparente, pero evitaba la llegada de demagogos populistas en muchos casos. El populismo de Trump resultó tan agresivo y desproporcionado que logró engañar y entusiasmar a una gran parte de la población, a la que llegó ofreciéndole defender el empleo en el país por encima de la producción deslocalizada y de la apertura comercial amplia. Sin embargo, los partidos políticos, finalmente, en este episodio funcionaron y cumplieron su papel de guardianes de la democracia, ya que con algunas excepciones la mayoría de los republicanos, incluido el líder republicano del senado, Mitch McConnell e incluso el vicepresidente Pence, reconocieron la victoria de Biden en las elecciones, las cuales consideraron legítimas. Solo unos pocos congresistas mantuvieron su posición de desconocimiento de los resultados. Y desde luego, el partido demócrata asumió su papel en ambas cámaras para reanudar el proceso de conteo y certificación oficial de los votos del colegio electoral. Las reglas no escritas, señaladas por estos mismos autores, como guardarrieles de la democracia, a saber: la tolerancia mutua y la contención institucional, también aportaron al entendimiento entre legisladores y partidos en los muy difíciles momentos atravesados, pues no se vieron como adversarios, sino que entendieron que desde sus posiciones diferentes frente a múltiples temas, políticas públicas y programas de gobierno, no eran enemigos, sino que tenían un objetivo común: el país, sus instituciones y el sistema democrático y demostraron que participan con las reglas de juego de la competencia y la rotación en el manejo del gobierno y del país. La experiencia vivida creo que servirá a muchos ególatras populistas para ver que lo que logró Trump fue quedarse bastante solo, aislado de la mayoría de los representantes de su partido, rechazado por empresarios y directivos del sector privado que han suspendido por ahora sus aportes a los partidos. Ahora les toca a los dirigentes políticos fortalecer toda su institucionalidad y lograr que muchos principios, no escritos, pero respetados tradicionalmente recobren su plena vigencia.
Ex ministra de Trabajo. msol.navia@gmail.com
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