Crédito, capital y política monetaria
En el Informe de Estabilidad Financiera (IEF) divulgado el 20 de noviembre, el Banco Central de Chile (BCCh) anunció que se mantendría el Requerimiento de Capital Contracíclico (RCC) para la banca en 0,5% de sus activos ponderados por riesgo, y que avizoraba un nivel neutral para este requerimiento de RCC de 1%
En el Informe de Estabilidad Financiera (IEF) divulgado el 20 de noviembre, el Banco Central de Chile (BCCh) anunció que se mantendría el Requerimiento de Capital Contracíclico (RCC) para la banca en 0,5% de sus activos ponderados por riesgo, y que avizoraba un nivel neutral para este requerimiento de RCC de 1%. Este se alcanzaría gradualmente una vez que la banca chilena converja a los estándares de Basilea a fines del año que viene y en la medida que las condiciones de mercado lo permitan, de acuerdo al BCCh. Esta decisión suscitó cierta controversia, en particular respecto de si los mayores niveles de capitalización de la banca estarían o no incidiendo en el débil crecimiento del crédito en Chile y, por ende, en el bajo ritmo de expansión económica. Algo similar ocurrió en el primer semestre de 2023 cuando el BCCh activó este requerimiento, decisión que yo apoyé desde el Consejo del Banco Central.
Para realizar un juicio acabado sobre este tema es necesario mirar con detalle las cifras. Por lo pronto, el Central en sus informes anteriores no ha detectado anomalías particulares. Por ejemplo, en el IPoM de septiembre de este año, una comparación internacional revela que la debilidad del crédito comercial post estímulos CV19 es un fenómeno global, y de hecho, en Chile el crédito comercial está sobre el promedio mundial. En el IEF del primer semestre de este año, el BCCh evaluó el efecto de distintas políticas recientes, como el reemplazo de garantías de líneas de crédito, y la activación del RCC no parecen haber tenido un efecto negativo significativo en la oferta de crédito comercial bancario a nivel agregado.
Estos resultados no son tan inesperados. En efecto, el ciclo del CV19 y las medidas de apoyo en 2020, más los retiros en 2021 y 2022, generaron una dinámica del crédito totalmente opuesta a la vista en otros ciclos económicos. En vez de contraerse más que la economía, y luego expandirse más rápido en la recuperación, el crédito en Chile se expandió fuertemente mientras la economía caía en 2020, y luego se contrajo cuando la economía y el consumo se expandían financiados por los retiros y no el endeudamiento. Eso hace bastante difícil comparar la coyuntura económica en Chile desde 2020 en adelante con otros períodos históricos.
Además, la intuición de que aumentar requerimientos de capital hace la mochila más pesada para los bancos requiere ser calificada. Primero, en la actualidad la banca cuenta con más capital que el exigido por los estándares regulatorios, por lo que la aplicación del RCC u otras medidas no implica mecánicamente un menor apalancamiento y la consecuente necesidad de reducir la oferta de crédito. Segundo, los mayores niveles de capitalización tienen por objeto hacer que el sistema bancario, y por tanto el sistema financiero en su conjunto, sea más resiliente frente a crisis mayores. Tener un sistema con más capital permite acotar de mejor forma los riesgos de una contracción severa en momentos de crisis.
La lógica bajo la cual se aplica el RCC justamente sigue ese marco. En la medida que se estime que las condiciones son apropiadas y los costos acotados, parte del capital de la banca queda asignado a este colchón, de forma de permitir, en momentos de tensión mayor, que el Banco Central autorice su liberación para que el ajuste del crédito sea menor.
Tercero, en circunstancias normales, es decir no de tensiones o incertidumbres financieras mayores como la crisis asiática, la crisis subprime o la crisis del CV19, la demanda por crédito, basada en las visiones más de largo plazo respecto a la marcha de la economía, es el principal determinante de los niveles de endeudamiento. Justamente, en la encuesta de crédito bancario que realiza el Banco Central se observa que la principal razón dada para la debilidad del crédito en la actualidad tiene que ver con condiciones de demanda y no de oferta.
Transitar por la calle en un vehículo con mejores niveles de seguridad, con carrocería y parachoques sólidos y un sistema de airbags de primer nivel tiene sus costos. Si esos costos son, por ejemplo, un mayor peso y por tanto una menor velocidad en circunstancias de tráfico normal, lo que corresponde es apretar un poco más el acelerador. Si se demuestra que los requerimientos de capital de la banca están afectando la expansión del crédito y por tanto el crecimiento de la inversión, el consumo y generando holguras desinflacionarias, la respuesta no es relajar los estándares regulatorios y prudenciales, sino que bajar más la tasa de interés.