Miércoles, 15 de Enero de 2025

El impacto persistente de las sequías en Uruguay, su efecto en el consumo y el rol del dólar, según el FMI

UruguayEl País, Uruguay 15 de enero de 2025

Un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI) analizó los efectos que tienen las sequías en Uruguay, incluyendo la última que fue la peor en 100 años.

Redacción El País
El efecto de las sequías en Uruguay va más allá del impacto en la producción y tiene al dólar como aliado para mitigarlo, según un reciente estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI), que analiza incluso el último fenómeno de este tipo ocurrido entre el último trimestre de 2022 y el segundo trimestre de 2023 y que fue el peor en 100 años.


"El impacto macroeconómico de las sequías en Uruguay" se titula el documento de Jean François Clevy y Christopher Evans del FMI, publicado recientemente.

"La exposición de Uruguay a fenómenos climáticos extremos ha ido en aumento, lo que ha provocado importantes pérdidas económicas. Uruguay enfrentó el impacto de una grave sequía que se produce una vez cada siglo y que afectó principalmente al sector agrícola, reduciendo la producción agrícola entre el último trimestre de 2022 y el segundo trimestre de 2023 en un 25% interanual. Las lluvias y las inundaciones también son cada vez más frecuentes, lo que obliga a los grupos vulnerables a reubicarse (el 3% de la población en 2015-19) y afecta a los medios de vida", afirmaron Clevy y Evans.

"Como las condiciones de La Niña prevalecieron durante cuatro años consecutivos desde 2020, Uruguay enfrentó los impactos de uno de los peores períodos secos del último siglo. Si bien el déficit general de precipitaciones fue el mayor en 2020, las pérdidas directas del sector primario solo fueron significativas en 2023, ya que las anomalías de la humedad del suelo fueron más prominentes durante el período de octubre a abril, que es crítico para la producción de soja", añadieron.

El organismo recordó que "como las respuestas recurrentes a los shocks climáticos han ejercido presión sobre el espacio fiscal, las autoridades se han centrado en mejorar la modelización de los impactos fiscales del cambio climático (es decir, inundaciones costeras, lluvias excesivas, sequías) e integrarlos en el presupuesto. El enfoque de este estudio contribuye a ampliar el conjunto de herramientas de las autoridades para las evaluaciones de impacto".

Para estimar ese efecto, los autores recurrieron a un marco empírico y teórico ya utilizado en Nueva Zelanda, debido a las similitudes de ese país con Uruguay (dos pequeñas economías abiertas que cuentan con un sector agrícola prominente y son susceptibles a las sequías). A su vez, calcularon un índice de déficit de humedad del suelo específico de Uruguay.

Efectos múltiples de la sequía



El documento del FMI señaló que "en Uruguay, el cultivo de granos y la cría de ganado forman las principales actividades del sector agrícola, siendo el cultivo de granos más susceptible a las sequías que la cría de ganado. Sin embargo, para mantener la manejabilidad del modelo, y debido a las limitaciones de los datos, el sector agrícola no se divide en sectores separados. Además, una sequía grave tiene el potencial de tener consecuencias de largo alcance en la economía (uruguaya), que no solo se sienten en el sector agrícola, sino que también podrían conducir a una mayor escasez de agua, una menor generación de electricidad hidroeléctrica (que forma una parte importante de la matriz de generación eléctrica de Uruguay) y un aumento de la probabilidad de incendios forestales".


Por su parte, "el canal de transmisión financiera, donde se ha demostrado que los días inusualmente calurosos aumentan las tasas de morosidad en el sector agrícola, se omite de nuestro análisis", explicaron Clevy y Evans.

"Comprender mejor el impacto y el mecanismo de transmisión de los shocks climáticos en Uruguay, y en el caso de nuestro análisis, las sequías en particular, es pertinente para mejorar los esfuerzos de adaptación al clima. El papel de los ciclos económicos impulsados por el clima para los países susceptibles a los shocks climáticos es una importante línea de investigación, especialmente en el contexto del cambio climático, que podría aumentar potencialmente la frecuencia de los eventos de este tipo y, por lo tanto, generar una mayor volatilidad económica", indicaron los autores.

Los hallazgos del informe sobre sequía



Los autores detectaron que "un aumento en el índice de déficit de humedad del suelo (sequía) causa una caída prolongada en el Producto Interno Bruto (PIB) general, la producción agrícola y la inversión". Según uno de los modelos utilizados, "un shock climático adverso, un aumento de una desviación estándar en la variable de sequía, genera una contracción en la economía de Uruguay, lo que implica una disminución contemporánea del 0,1% en el sector de actividad primaria (que incluye la producción agrícola, pesquera y minera) y una disminución máxima del PIB del 0,3% después de tres trimestres".

Si bien "la variable climática desaparece después de un año, su impacto en la economía es persistente: afecta la producción de la actividad primaria durante dos años" en uno de los modelos y "hasta cinco años" en otro.

En ambos modelos, "el tipo de cambio real (es decir el dólar ajustado por inflación), que actúa como amortiguador, se deprecia impulsado por la competitividad deprimida de los agricultores, lo que ayuda a restaurar parte de su competitividad. El análisis de un reciente episodio de sequía severa muestra que las sequías raras, pero intensas, tienen un impacto estimado de alrededor del 1% de la pérdida del PIB", indicó el documento.

A su vez, "el shock climático se manifiesta a través del mercado laboral mediante una caída del impacto del empleo seguida de un repunte, que imita el comportamiento de un shock de la productividad total de los factores, donde una caída en la productividad del trabajador lleva a la empresa a contratar más trabajadores para mantener la producción", agregó.

Según los autores, "la sequía tiene un impacto negativo y persistente en la eficiencia de la tierra, lo que hace que los agricultores utilicen más insumos no agrícolas para apoyar la productividad de su tierra".

"El aumento de la mano de obra en el impacto en el modelo probablemente esté impulsado por la elección de la función de utilidad: existe un efecto de riqueza negativo a partir del shock que un aumento en la oferta de mano de obra intenta compensar, lo que lleva a un incremento del empleo", añadieron.


Un aspecto que analizaron es la diferencia del impacto del shock climático entre Uruguay y Nueva Zelanda. "El mecanismo de transmisión difiere", explicaron Clevy y Evans.

"La producción agrícola cae un 1,5% después de una sequía de una desviación estándar en Nueva Zelanda, mientras esta disminución es más moderada para Uruguay (0,6%)", indicaron. "La respuesta de la inversión es similar en todos los países, pero el consumo de Uruguay cae más y el aumento del empleo es más moderado. El impacto más moderado en la producción agrícola con resultados similares al PIB para Uruguay indica que el impacto de la sequía puede afectar a otros sectores de la economía", añadieron.

El FMI sostuvo que "los shocks climáticos hacen que el crecimiento de la producción agrícola oscile entre +3% y -3% en la muestra. En comparación con el crecimiento del consumo, que se mueve entre +2% y -2% y el crecimiento de la producción entre +1% y -1%, el impacto en el empleo es limitado, probablemente debido a la baja proporción de la fuerza laboral que trabaja en el sector de actividad primaria".

Los autores concluyeron que "el derrame del impacto de los shocks climáticos en el sector agrícola es evidente, ya que el shock provoca cambios en el consumo impulsados por el clima, que se mueven en conjunto con las pérdidas de producción agrícola (actividad primaria) debido a las sequías".

"La pérdida en el crecimiento del consumo y del producto agrícola (actividad primaria) ayuda a explicar los impactos del ciclo económico impulsados por el clima", finalizaron.
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